La oficina central de García Camba no dispone de acceso para carritos
23 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El correo electrónico todavía no es infalible. Aún hay nostálgicos a los que les gusta escribir y recibir cartas, sin contar, por supuesto, que la mayoría de las certificaciones, multas o avisos de llegadas de paquetes son notificadas en papel y en la mano. Pero en lo que parece que nadie pensó cuando se reformó el edificio de Correos de Pontevedra hace ahora diez años es en que esta ciudad sigue teniendo un saldo de crecimiento positivo y una flota de carritos de bebé bastante abultada por metro cuadrado.
En un mes, Ánxela, madre de un niño de ocho meses, ha puesto dos reclamaciones a la oficina de Correos por no haber podido acceder con la silla de su bebé al interior del vetusto inmueble. Subir las imponentes escaleras de la entrada del edificio de la confluencia de las calles Oliva y García Camba, que data de 1929, es misión imposible sin brazos de hierro, y en el acceso lateral, la entrada se limita a personas discapacitadas, como le indicaron al otro lado del telefonillo.
«Me dijeron que en el ascensor para discapacitados no cabe la silla de un bebé, pero sin dejarme entrar para comprobarlo», señala. Tampoco se acercaron a ayudarle. «Simplemente, comentaron que solo abren esa puerta a personas discapacitadas». El primer día, como acudió a la oficina con su marido, pudo dejarle a él al bebé, y mientras ponía su reclamación -aún no recibió contestación desde hace un mes- una empleada de Correos le comentaba que el caso es harto frecuente. «Pasa muy a menudo, dicen que tienen un montón de quejas por este motivo», explica esta madre.
Efectivamente, las protestas por este hándicap en accesibilidad ya fueron también denunciadas en este periódico hace meses. Pero la situación se mantiene desde que en el 2003 se reabrió la oficina central, restaurada en los tiempos en que Alberto Núñez Feijoo era presidente de Correos con un presupuesto de más de tres millones de euros.
Desde la entidad pública reconocen el problema. Fuentes de Correos indicaron que el edificio de Pontevedra figura en el inventario del Patrimonio Histórico Artístico de la Xunta de Galicia, y está protegido íntegramente en el Catálogo de Edificaciones y Elementos a Conservar por lo que, «cuando se hizo la remodelación, no fue posible la instalación de una rampa o acceso para carritos de bebés pudiéndose instalar, únicamente, un ascensor para minusválidos, el cual, por sus características no permite la utilización del mismo para sillas de bebés».
Esta pontevedresa acudirá a Consumo para presentar la queja por la inaccesibilidad de la oficina. Mientras no se ponga remedio a la situación, los papás o mamás que tengan que acceder a Correos seguirán dependiendo de la ayuda de los buenos samaritanos que encuentren por la calle. O seguirán escribiendo en el papel que les presten en la oficina sus correspondientes reclamaciones.
La sede fue diseñada por el arquitecto Carlos Gato en 1907 y se abrió en 1929
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