¿Y si nos estamos perdiendo la sal de la vida?

FIRMAS

30 dic 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

El reloj apura el último tictac. El 2012, ese año en el que nos quitamos la venda del país de Jauja, da las últimas campanadas. Atrás quedan, en lo que a Ourense se refiere, 12 meses con fechas para la historia. Por ejemplo, el 6 de febrero, día en el que Manuel Baltar sustituyó a su padre en la Diputación y comenzó la transición del XIX al XXI en la gobernación de la provincia. Y el 20 de septiembre, fecha en la que una jueza de Lugo decidió cambiar el gobierno municipal de Ourense al detener al entonces alcalde, Paco Rodríguez. Su marcha, y la del BNG (también salpicado por las pesquisas judiciales), modificaron tanto la gobernabilidad de la capital que parece menester que la democracia se dote de soluciones para estos casos en los que la dirección queda muy lejos de lo que en su día había sido la voluntad de las urnas. Con todo, y en fechas de balances, me hubiese gustado dedicar la última crónica a glosar hechos que no hundieran su raíz en la política, la economía o los sucesos. Hacer balance de las pequeñas cosas individuales que, quizás, nos hacen grandes como personas y como sociedad. Esas pequeñas cosas que, en definitiva, son la sal de la vida, título de un magnífico libro en el que la francesa Françoise Héritier las relata por centenares: «?emocionarse hasta llorar, abrazar, que te abracen (con amor, complicidad, ternura), sentirse en plena forma, lleno de entusiasmo, de pasión, sentir un arrebato del corazón, reírse de los convencionalismos, admirar la juventud, pegarse un atracón, sentirse mal y contar con un amigo, deleitarse con una idea, un proyecto o un recuerdo, desear que te rodee la bondad, sorprenderse de seguir con vida?». El día a día nos impide ver que entre corrupciones, miedos, recortes, ambiciones y bagatelas varias, nos estamos perdiendo, quizás, la sal de la vida.

El dato 44,5 millones de euros será el presupuesto de la Fundación San Rosendo para el 2013. Parece que fue ayer cuando el nunca bien reconocido Benigno Moure, el cura Moure, la puso en marcha. Hoy tiene, entre otros centros de negocio, 66 geriátricos en Galicia con 3.500 plazas y 1.500 trabajadores a los que ¡oh sorpresa!, se le subirá el salario. Una magnífica noticia en un año para olvidar.

La frase «Era unha medida cautelar e para ser cautelar, xa chegou», dijo la secretaria local del PSOE al recibir un escrito con 318 firmas pidiendo que el partido que todavía dirige Pachi Vázquez le devuelva la militancia al exalcalde de Ourense, una víctima de las dos varas de medir del PSOE. Mientras a otros imputados se le mantiene la militancia y los cargos, al de Ourense se le expulsó. Como signo del guirigay que hay en el partido, ahí están en el manifiesto del perdón, las rúbricas de «Fraga Hiribarne» o «Mariano Rojoy» que cuestionan la seriedad de la propuesta de amnistía al otrora conocido como «o noso Paco».