Pasión artesana por los coches clásicos en Vimianzo

Harry Dorial

FIRMAS

XESÚS BÚA

16 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Como el tiempo avanza velozmente, dentro de pocos veremos que aquellos coches que marcaron nuestra infancia serán considerados clásicos. De hecho, algunos ya se ven como tales. El Dos Caballos, el Seiscientos, el Escarabajo, el Mini y todos esos con encanto. E incluso otros más convencionales y cercanos, desde un Seat 124 hasta un Renault 7.

No obstante, los vehículos clásicos-clásicos son otra cosa. Por la Costa da Morte tenemos algunos ejemplares notables. Uno de los más hermosos es el Bentley inglés de los años sesenta que posee un empresario carballés, que evoca dulces paseos de domingo entre, un suponer, Windsor y Knightsbridge, aunque generalmente se ve más por la zona de Bértoa.

Si hay que destacar un trabajo en la recuperación, promoción y aprovechamiento de este tipo de automóviles es el del empresario de hostelería Luis Ferreira Pérez, responsable del restaurante A Lagoa, en el lugar del mismo nombre, perteneciente a la parroquia vimiancesa de Salto. Conocido por prácticamente todo el mundo, ya que está al lado de la AC-552 y sus cenas-baile son un clásico. A Luis le gusta restaurar estos turismos, y los resultados están a la vista. Pese a que se trata de una afición que puso en marcha hace apenas cinco años, ya tiene cuatro coches en perfecto estado. Dos son Citroën 11 D, uno de ellos del año 1951, y el otro del 52. Aunque el Citroën que más destaca es el Rosalía, nada menos que del 35. A ese terceto francés hay que sumar un muy americano Cadillac del 78.

Todo empezó en el 2007, en unas vacaciones por Cataluña. Interesado por un vehículo, se fue hasta Toulouse, en Francia, donde contactó con un vendedor con el que realizaría más transacciones con el tiempo. Adquirió el primer 11-D, que estaba en muy mal estado y tuvo que emplearse a fondo en la restauración. Un año más tarde vendría la pareja, con la misma procedencia, aunque en este caso el estado de conservación era mucho mejor. Para recoger el primero, una empresa de la zona tuvo que desplazarse hasta Hendaya, en la frontera, pero el segundo ya se lo trajo el vendedor en una grúa-remolque a Vimianzo, aprovechando que tenía que hacer otro envío por España.

El Rosalía lo consiguió hace un par de años. Luis buscaba un Escarabajo descapotable, y vio algunos, pero no le gustaron. Cuando ya estaba de vuelta, su contacto francés lo llamó para avisarle de que había esa oportunidad. Le mandó unas fotos, le gustó , y lo compró.

En medio de esta pequeña colección de la marca de los chevrones, el empresario vimiancés adquirió el Cadillac. Lo hizo en Lérida, provincia que conoce bien, de los viajes y los años en los que trabajó en el Valle de Arán, un destino habitual para muchos vecinos emigrantes de la zona. Precisamente desde Vielha había hecho su primera incursión hacia Francia para el 11 D inicial. En este no hubo mucho que hacer para mejorarlo. «Estaba perfecto. O dono comprárao para darlle uso, e alugalo, pero estaba case parado, e decidiu vendelo», explica.

A esta colección habría que añadir incluso dos más, pero de tiempos recientes: un 2 Caballos que a veces emplea para dar paseos, y un Land Rover Corto con el que está trabajando. Los cuatro principales los dedica, sobre todo, a las bodas. Van en el paquete de las ofertas de su restaurante, si los novios lo desean. Funcionan sin problemas. «Desmontamos peza a peza, ata cada tornillo, miramos cada detalle», señala en plural, ya que, además de su trabajo, tiene gente que colabora: amigos, chapistas, pintores, mecánicos... Existe además un buen mercado de recambios. Es, claro, una afición cara, un lujo. Un vehículo en mal estado se puede conseguir por unos 5.000 euros, pero la restauración interior y exterior puede irse a 25.000 o más. «O bo destes coches é que cada ano teñen máis valor», señala. Claro que hay aspectos de difícil valoración, como el placer del trabajo-afición o el disfrute de su uso.

Dos de ellos estarán hoy en la carretera hacia Corcubión, donde se celebra una comida de propietarios de vehículos clásicos, organizada por el club coruñés Veteran Cars. Buen momento para admirarlos.