«A nosa ourivería ten sona»

xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

FIRMAS

XOÁN A. SOLER

Afirma que, pese a la crisis, muchos optan por orfebrería de calidad

10 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Alfonso Iglesias Vilas

54 años

Orfebre

La Rúa Nova porque para mí es uno de los sitios más entrañables y admirables de la ciudad

Una llave de hierro de gran tamaño abre cada mañana el verde portalón antiguo del número 2 de la Rúa Nova. Alfonso Iglesias se enfunda la bata azul, examina los bocetos que tiene sobre la mesa y se enfrasca en sus nuevas creaciones de orfebrería. Lleva vistiendo la bata de artesano desde los catorce años y le queda cuerda para rato. Se adentró en la profesión casi por azar, se juzgó cualificado para ejercerla y hoy es está en la nómina de los mejores ourives de Compostela.

Obviamente, poco tiempo le concedió la existencia para explayarse en juegos en sus años infantiles, allá en su Conxo natal, tanto en el núcleo como en la rúa Xoana Nogueira. Y, en consecuencia, tampoco enraizó en su alma el populoso barrio, en donde además no conserva parientes. Lo curioso es que cruzó Santiago de punta a punta y hoy es un santiagués boreal.

Alfonso compatibilizó, en sus albores, el trabajo en un taller con la formación en la Escola de Artes. Por entonces la enseñanza en dicho centro «non era moita cousa». Pronto empezaron a asomar sus aptitudes y habilidades. «Daquela había bastantes máis establecementos, e máis completos», comenta. Arguye que hoy predominan las nuevas técnicas y el trabajo en serie, mientras que antaño la artesanía era pura. «Na miña opinión sería bo que non houbera tantos adiantos, pero o mercado obriga a adaptar prezos e a buscar rapidez», asegura Alfonso.

Ya rebordeando su juventud se aventuró a volar solo en el despunte de la Rúa Nova y a «romper algo máis a cabeza». Y ahí sigue, elaborando sus propias piezas además de vender las del mercado: «Recibo encargos de outros sitios de España e de outros países. Estes días teño que enviar precisamente uns pendentes a Francia». Y es que el nombre de Santiago es afamado: «A nosa ourivería ten sona»m dice. El jugo de plata y azabache que licúa la imaginación de Alfonso lo vuelven a libar muchos visitantes que retornan: «Hai moita xente que pide cousas de calidade e exclusivas».

Exposiciones

Pero también expende artículos «de batalla», como en las demás tiendas. En esta crisis esa demanda es muy palpable y aflora el bajo coste. «Nótase un claro baixón nas vendas do comercio, pero non tanto nas que atinxen ás pezas de taller. Vou mantendo o ritmo de encargos».

Las alhajas de Iglesias han figurado en diferentes exposiciones de la orfebrería compostelana y en distintas localidades. Las muestras permiten exhibir el trabajo artesanal, darlo a conocer, y Alfonso aboga por marcos apropiados para hacerlo. Por ejemplo Fonseca es un buen escenario en Santiago. Y accesible. El orfebre reclama también un poco más de atención institucional a un prestigioso gremio con una andadura secular.

Un acento que le pone a la trayectoria del sector es el formativo: «Non hai unha marcada formación no plano artesanal, e iso faime ver o futuro do traballo tradicional pouco claro». ¿Y el futuro de su propio taller? «Non sei se o meu fillo vai levar isto. Gustaríame que seguira coa ourivería, pero iso é unha decisión persoal que non está nas miñas mans».Otro factor amenazante es el de los alquileres: «Hai que facer máis números que antes para manterse».

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