El balón rueda en Vietnam

María Conde PONTEVEDRA / LA VOZ

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El pontevedrés Adrián Paz vive en Ho Chi Minh City y es desde hace un año el preparador físico de la selección de fútbol sala del país

13 oct 2012 . Actualizado a las 19:47 h.

Ocho millones de habitantes, contaminación, tráfico continuo, sobre todo de motocicletas y camiones de gran tamaño. Y, a la vez, lugares paradisíacos y escondidos «en los que te gustaría desaparecer». Todo eso lo tiene para el pontevedrés Adrián Paz Ho Chi Minh City, la antigua Saigón de Vietnam, la ciudad en la que vive desde hace algo más de un año.

En la urbe más grande del país asiático Adrián trabaja como preparador físico de la selección de fútbol sala. La oportunidad le surgió cuando acabó el contrato que tenía con el filial del Lobelle de Santiago (hoy Santiago Fútbol Sala), al que llegó tras terminar INEF para hacer unas prácticas y donde destaca que coincidió «con un gran grupo humano y en particular con el actual preparador de la selección española, Antonio Bores». «Con él observé y aprendí cómo disfrutar haciendo lo que más te gusta, fue una experiencia imborrable y en la que solo tengo palabras de agradecimiento a todos los que estuvieron ayudándome día a día».

Aceptar la oferta de ir a Vietnam «fue difícil a nivel personal y profesional». «Al final decidí emprender este nuevo reto. Era un 20 de agosto y nunca pensé lo difícil que resultaría coger aquellas dos maletas hasta que tuve que embarcar. Era una nueva experiencia, pero a 12.000 kilómetros de mi casa, dejando todo atrás y emprendiendo de manera solitaria esta aventura».

Catorce meses después, está del todo satisfecho. «Al principio resultó complicada la adaptación. El idioma, los hábitos culturales, el ritmo de vida... Nada se asemejaba a lo que me había imaginado o a lo que vivía en España. Pero vivir en Ho Chi Minh es una experiencia inolvidable». Su trabajo consiste en que los jugadores, tanto los del combinado nacional como de la selección sub-15 y sub-17, «logren los parámetros mínimos necesarios demandados por la modalidad y estén en óptimo estado físico para la competición». En estos momentos, el equipo se está preparando un torneo que jugará a finales de este mes en Ho Chi Minh City contra las selecciones de Italia y Kuwait. «Me considero un privilegiado -cuenta- por tener la oportunidad de estar trabajando de lo que más me gusta y además en un país tan exótico como es Vietnam».

Para Adrián, lo más complicado fue «llegar a un país desconocido y diferente, y no saber a dónde ir o a quién recurrir en caso de necesidad. Había que preguntar y, claro, no todo el mundo habla inglés... Si a esto añadimos el gran número de motos por carretera resultaba una auténtica aventura salir de casa». Al mismo tiempo, subraya que es «admirable ver cómo la gente vive feliz con lo poco que tienen y en ningún momento tienen una mala palabra para decirte, más bien todo lo contrario». «No entienden el significado de la palabra estrés, pues si ellos no pueden hacer algo hoy, ya lo harán mañana -destaca Adrián-. Siempre están dispuestos a ofrecerte lo poco que tienen, a sabiendas de que ellos pueden quedarse sin nada».

Adrián vive solo y también echa en falta «tener a alguien con quien hablar al llegar a casa, o con quien salir a cenar al terminar la jornada laboral». Pero ha hecho migas con parte de la colonia de españoles en la ciudad, la mayoría pilotos de vuelo, «y con ellos voy a jugar al fútbol tres veces por semana, y salimos a cenar cuando nuestros horarios son compatibles». «Es una ciudad en la que no falta de nada debido a la gran cantidad de inversión extranjera, si bien la oferta de ocio es prácticamente inexistente. Hacemos cada día lo mismo», añade.