Falar galego

Gerardo G. Martín TRIBUNA

FIRMAS

28 ago 2012 . Actualizado a las 13:33 h.

Me entusiasma el equipo Bieito Ledo-Antón Pulido, ourensanos pero distinguidos vigueses antes de que les nombraran vigueses distinguidos y ex seminaristas (Ledo incluso cura culto un tiempo y Pulido canta como los ángeles). Ahora andan con la organización de los Premios da Crítica. Ahí, en ese grupo de trabajo, encabezan a un conjunto de notables que el próximo octubre traerán nuevamente a Vigo la cena multitudinaria de los amantes de la lengua vernácula, que ya celebraron aquí el año pasado. Hicieron honor a los orígenes del evento, porque este encuentro de la intelectualidad autóctona empezó en el Hotel Samil cuando terminaban los setenta, menos recordados por los que no vamos sino venimos de viejos porque los 70 fueron los años de la crisis del petróleo y nos veíamos en bicicleta sin carril bici en la ciudad (que no ha mejorado demasiado).

Bieito y Antón, o Antón y Bieito, pareja de hecho intelectual que ahora no tienen la prima de ser ourensanos, en una ciudad que hicieron sobre todo ellos, porque en el padrón ya son más los nacidos aquí que los foráneos. Se han sacado de la manga octubre para celebrar los premios, porque saben que este no es un tinglado comercial como el Día de la Madre, que debe girar en torno a un día de mayo, sino extenderse todo el año e impregnarlo de galleguidad. Quizá sea un desafío contra las costumbres pero es un acierto.

Ahora que se nos mueren todos seguidos: don Paco Fernández del Riego, Isaac Díaz Pardo, Xaime Isla Couto y hasta Avelino Pousa Antelo, a tipos como Bieito y Antón, con la valiosa ayuda de los Freixanes, Labarta y demás etcétera, corresponde tomar el testigo de la galleguidad calma, sin imposiciones.

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