«El robo del Códice daría para un muy buen monólogo»

C. Crespo

FIRMAS

El colaborador de Buenafuente actúa mañana en el auditorio de Vilagarcía

13 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

? No es un advenedizo en esto de los monólogos. Berto (Cardona, 1974) ya ejerció como tal antes de asomarse a la televisión. Mañana presenta en Vilagarcía su tercer espectáculo en solitario, Apoteosis necia.

-No sé si estos días está la gente como para que le vengan con cuentos...

-Pues sí que son malos días, la verdad. El miércoles quedará marcado en la historia negra de este país. Y yo también estoy un poco tocado, como todo el mundo. Pero a cada uno le corresponde hacer su trabajo y el mío es hacer reír, así que intentaré hacerlo lo mejor que pueda. Si el trabajo del Gobierno y de la banca es hacernos la vida más difícil, pues también lo están haciendo bien.

-Dice que su espectáculo tiene algo de catártico. ¿A qué se refiere?

-Es catártico desde el momento en que empiezo por reírme de mí mismo, de mis desgracias personales en el terreno familiar, amoroso y laboral. Y al final todo el mundo termina por sentirse un poco reconocido.

-¿Por qué «Apoteosis necia»?

-Pues por ponerle un título y porque me parece una manera muy complicada de decir algo muy sencillo. Y eso casi siempre funciona.

-En Galicia estos días hemos tenido nuestra particular «apoteosis necia» con el caso del robo del Códice. ¿Ha seguido el tema?

-¡Hombre, qué bonito! (se ríe). Ha sido como muy tontorrón todo, ¿no?. Eso sí que daba para un buen monólogo, pero voy a ser educado y lo voy a dejar para los humoristas gallegos.

-¿Es muy distinto Berto de su personaje?

-Pues sí, yo en mi vida normal no soy un gracioso todo el tiempo. Sería muy estresante.

-¿Y es muy distinto el Berto televisivo al Berto monologuista?

-Yo creo que también. El Berto monologuista es más libre, más punki. El teatro es mi medio natural. La tele vino después.

-¿Quiénes son sus cómicos de referencia?

-¡Uf!... Seguramente en mí hay algo de Pepe Rubianes, de Faemino y Cansado y de muchos cómicos americanos.

-Actúa en la tierra natal de Pepe Rubianes. ¿Le provoca eso alguna sensación especial?

-Por supuesto. Es un honor. Para nosotros Rubianes siempre esta ahí. No pasa medio año que no le diga a algún compañero «¡joder, cuánto echo de menos a Pepe!».

-Volviendo a la televisión, ¿ve vida inteligente detrás de la pantalla?

-Ahora mismo no veo televisión. Me quité. El único programa al que seguía era Salvados. No veía ni los míos.

-¿Qué le ha parecido que la Academia de la TV haya premiado este año a «Salvados» y a «El intermedio»?

-Pues no sé qué decir. Confío en que sea un síntoma de un cambio de tendencia. Hace años que tengo la esperanza de que el modelo de televisión que tenemos en España se extinga, pero no lo veo muy claro. Yo sigo a la espera.

-¿Ahora mismo no tiene ningún proyecto televisivo?

-No, por primera vez en cinco años, no. Y tampoco me preocupa demasiado porque me permite centrarme en cosas que tenía un poco abandonadas como el teatro. Hacer tele por hacerla, no me interesa.

-¿Qué programa le habría gustado hacer?

-La bola de cistal. A mí me marcó. Me habría encantado hacer un programa con Pedro Reyes, Alaska, Faemino y Cansado, Santiago Auserón, Gurruchaga... Imagínate.

-¿Y hoy, con quién le gustaría hacer un programa de televisión?

-A priori, con nadie. Pero si Andreu quiere hacer otro programa, me gustaría estar con él.

-¿Con quién no aceptaría hacer un programa?

-Pues es evidente. Con Jorge Javier Vázquez, con Belén Esteban... con toda esa gente con la que no tengo nada que ver. Para mí son como de otro planeta.