Una cita ineludible

Alberto Blanco

FIRMAS

16 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La Copa del Rey es para el básquet lo que la pasarela Cibeles a la moda, un vino blanco a un buen lenguado, Xavi en el Barcelona de Guardiola o Rafa Nadal a Roland Garros? Uno no se entiende sin el otro, y el otro vive del primero como parte de su esencia. No es mera cuestión la que se mide este largo fin de semana en Barcelona.

Las paupérrimas audiencias de la Liga Endesa este último fin de semana en televisión (apenas han rozado el 2 % de cuota de pantalla) hacen saltar las alarmas. Llega la Copa, un trofeo radiante, pulcro, exquisito, preciado (menos para Mouriño, cuando no lo gana?). El torneo del k.o. por antonomasia. Un formato copiado en Europa e incluso envidiado más allá del Atlántico.

Ocho equipos, siete partidos, cuatro días: un ganador. Favorito, el Barcelona. Pero la Copa es el torneo más abierto de todos. ¿Quién se atreve a descartar al Cajasol? ¿O al revolcón del Lagun Aro? De cadáveres está lleno el camino de esta competición. Y los culés no son favoritos por jugar en casa.

Pero la Copa del Rey se juega también entre bambalinas. Cientos de reuniones de directivos, entrenadores, agentes, ojeadores, periodistas... Miles de cenas y comidas. Mucho de este negocio se mueve estos días en Barcelona. La afición lo vive al máximo, los profesionales, con supina tensión. Unos y otros saben lo que se juegan. Un título, una alegría (y está el cuerpo bien necesitadas de ellas), el futuro a corto plazo de nuestro deporte. Disfrutémosla en toda su dimensión. El trofeo rey, el rey del k.o., la Copa del Rey.