Cuentas pendientes y año olímpico

Paulo Alonso Lois
p. alonso REDACCIÓN / LA VOZ

FIRMAS

Un 2010 discreto condiciona a Nadal, Federer y Murray ante un curso marcado por los Juegos

16 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Si Djokovic crece, aumentan las cuentas pendientes de sus otros tres grandes rivales de los últimos años. Así que, por distintos motivos, los Nadal, Federer y Murray arrancan con grandes necesidades un año especial por la disputa de los Juegos. Defenderá el oro de Pekín el tenista español, que modifica raqueta con más peso para imprimir más potencia, para perfilar un discurso más ofensivo. Sus seis finales seguidas perdidas ante el serbio terminaron por amargarle. Y ese cansancio salió a relucir ayer al enfrentarse dialécticamente con Federer por las reivindicaciones de los jugadores ante la federación internacional de tenis y los cuatro grandes, por el calendario y el reparto de premios. «Estoy en desacuerdo con él. Es muy fácil decir yo no digo nada, todo es positivo y quedo como un gentleman, y que se quemen los demás», espetó. Su debut está fijado para hoy alrededor de las siete de la mañana frente al estadounidense Alex Kuznetsov, procendente de la previa y número 167 del mundo. Nadal siente que afronta el primer grande del año en muy buena condición. «Llego mejor preparado de lo que hubiera soñado hace tres semanas», indica sobre sus molestias en el hombro.

De Melbourne a Wimbledon

Federer, ganador hace unos meses del torneo de maestros -más llevadero a nivel físico, al mejor de tres sets y en pista rápida cubierta-, se siente al «cien por cien» tras superar unos problemas de espalda. Con 30 años, hace tiempo que fijó en los Juegos de Londres, con Wimbledon como escenario, su gran reto. Antes jugará tres torneos del grand slam, que faltan de su vitrina desde que se impuso, justo hace ahora dos años, en el Open de Australia. Debuta hoy a las nueve de la mañana frente al ruso Alexander Kudryavtsev.

Andy Murray vive un bucle continuo. Excelente jugador, capaz de ganar a todos los intocables, victorioso en torneos notables, se pierde en los grandes. «El día de la marmota», resume su nuevo entrenador, un mito como Ivan Lendl, evocando Atrapado en el tiempo, la película en la que Bill Murray vivía el mismo día jornada tras jornada. El checo perdió cuatro finales del Grand Slam antes de ganar el título de Roland Garros 1984 ante John McEnroe con 24 años. Idéntica edad tiene hoy el escocés, su nuevo pupilo, que ya dejó escapar tres finales de majors. Personalidades antagónicas, está por ver como funciona su relación. Juntos ya celebraron el título en Brisbane, un torneo de los que suelen favorecer la mejor versión de Murray. Debutará mañana contra el estadounidense Ryan Harrison. «Pasó las mismas cosas que yo he pasado, así que estoy seguro de que me puede ayudar mentalmente con ciertos aspectos», considera Murray sobre la colaboración con Lendl. «Ha sido muy divertido, tiene buen sentido del humor y un montón de buenas historias que contar», añade.