«Es un horror ver cómo está Odeón, no hay nadie»

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

NARÓN

Apenas hay actividad o trasiego en el centro comercial naronés al que va la policía a diario para comprobar que se cumplen las medidas restrictivas por la pandemia sanitaria

11 feb 2021 . Actualizado a las 09:23 h.

Apenas cinco personas transitaban esta mañana a las once por el pasillo central de Odeón. «Vengo a hacer una compra que necesito. Esto está muerto», comentaba la naronesa Raquel López. Las restricciones de horario y de cierre perimetral de Narón han afectado de lleno al centro comercial donde ahora, señalan desde los comercios, es habitual ver diariamente a la policía pidiendo DNI para comprobar que nadie se salta la norma y que se cierra a las seis de al tarde. «Yo lo llevo fatal, lo peor el no poder tomarte ni un café», lamenta su amiga María Suárez, quien también acudió a Odeón a realizar un recado.

Dentro del centro comercial es más fácil ver a los propios trabajadores de los establecimientos que a clientes. «Hay muchísima menos gente. También hay clientes que nos piden algún producto que es para otra persona que no puede venir», comentaron en la perfumería Douglas. Desde Opticalia Callao recuerdan que los establecimientos sanitarios trabajan con formato de cita previa para facilitar justificantes a quienes deban desplazarse de otro municipio. «Aún así hay mucha gente que tiene miedo a que le pare la policía y tener que dar explicaciones», señala Carmela Santiago. Explica que un 20 % de sus clientes son de Narón, por lo que el cierre les está afectando muy gravemente, pero entiende que es una medida necesaria para paliar la pandemia. «Yo soy de Ferrol y si salgo de la óptica para ir al baño tengo que llevar mi DNI. El otro día me paró la policía y me preguntó por qué no llevaba la bata», comenta Jose Luis Miranda, trabajador de la misma óptica.

En el stand de Nails Factory charlan Merchi Martínez con una clienta Yasmín Ortega, casualmente trabajadora de otra tienda de Odeón, Movistar. «Teníamos clientela habitual que no viene tanto, la gente tiene miedo», señala. No entienden por qué no se tomaron las medidas antes para evitar este nuevo repunte de casos. Yasmin comenta que en el piso de arriba aún se ve a menos trasiego. «Es un horror, no hay nadie. En la parte de arriba no entra ni un alma. Nosotros tenemos mucho público de pueblos donde no hay estas tiendas, y ahora no pueden venir, señala.

Los trabajadores coinciden en demandar que las empresas deberían proveer de forma obligatoria de mascarillas FFP2 a quienes están en contacto directo con público. O que deberían facilitar los servicios a quienes están en su jornada laboral. «Aquí no tienes donde comer. Yo me compré un táper eléctrico en AliHogar. Por las mañanas dejo al peque en el colegio y me hago algo caliente. Y al menos en Bico de Xeado tienen café», explica Merchi. Y, de hecho, en los momentos de descanso de las tiendas se aprecia una pequeña cola para pedirle café a Leticia Iglesias. «Es que no tienen nada en el centro comercial. Pero yo solo tengo gente en los descansos de los trabajadores, a las doce y a las dos y media. Del resto, nada. Hay que tratar de sobrevivir», advierte.

Peor suerte corre el stand que vende gominolas Belros. Al no haber familias ni gente que pase el tiempo en el centro comercial, caen sus ventas. «Estamos dos trabajadoras en ERTE parcial. Es que nuestro negocio es algo totalmente de paso. No viene nadie a propósito a comprar gominolas», lamenta.