Uxía López Barro, Peluquería Canina de Moeche: «Os cans pórtanse mellor se non están os donos»

ANA F. CUBA MOECHE / LA VOZ

MOECHE

Uxía, en el local recién estrenado, dice que hay perros «<span lang= gl >moi fachendosos</span>»
Uxía, en el local recién estrenado, dice que hay perros «moi fachendosos» CESAR TOIMIL

Tiene 38 años y decidió formarse en un oficio que le encanta y poner en marcha su propio negocio, «porque non hai nada así pola zona»

21 dic 2025 . Actualizado a las 13:32 h.

Estudió Comercio, trabajó en tiendas, en las oficinas del desguace de As Somozas, en la gasolinera de Moeche, en San Sadurniño... Y hace poco, Uxía López Barro (Balocos, Moeche, 38 años) decidió formarse en peluquería canina, y el 9 de diciembre abrió su propio centro, en su pueblo, justo al lado del restaurante Delfino. «Decidinme porque me gusta, porque non hai nada así pola zona... creo que é un negocio que pode funcionar», explica. Cuenta que todo surgió por su perro: «Aos que tiña antes non lles crecía o pelo, pero este é de corte, e empezamos a levalo á perruquería». A su favor también juega la paciencia, una cualidad que cree importante para tratar con animales.

Hay perros que necesitan que les corten el pelo regularmente, como un caniche, un yorkshire o un perro de aguas, «porque lles medra todo o tempo». Otros son de pelo de doble capa, como el border collie: «Hai que deslanalos, quitarlles o pelo morto, non cortárllelo, para que a pel respire». A los de pelo corto también les hace falta pasar por la peluquería, «para cepillalo moi ben e varrerlles todo o pelo». Además de asearlos, lavarles los oídos, prepararles las uñas (corte y lima), arreglarles los bigotes... «Hainos moi fachendosos», ríe.

Para ellos existe una amplia gama de productos, champús específicos para cada tipo de pelo, mascarillas para hidratarlo... Uxía do Xambas, como la conocen todos en Moeche, señala que «cos que non están acostumados ou teñen un carácter máis forte, hai que ter paciencia, deixarlles ulir as máquinas... algún ten que ter o bozal posto porque se non trábate...». Por su experiencia en las prácticas del curso, prefiere que los dueños no estén presentes: «Diante deles son moito máis malcriados, se non están quédanse máis quietos e pórtanse mellor». Sugiere a sus clientes que dejen a su mascota y se vayan a dar una vuelta o de visita al castillo.

En cuanto a la inversión que ha tenido que realizar, asegura que «non é grande»: «Teño unha bañeira normal, a máis altura para que sexa cómodo. Comprei unha mesa que sube e baixa (depende do tamaño do can), secador especial (de dous motores), tres tesoiras, cerdas para cepillar...». Y alquiló el local. De la ayuda que ha solicitado como emprendedora aún no sabe el resultado.

Abre de lunes a viernes, de 10 a 14 horas, las tardes de los martes y jueves, de 17 a 20 y, según la demanda, adaptará la agenda a sus clientes. «O oficio encántame e estou moi ilusionada, non quero irme do meu pobo e gustaríame volver vivir aquí [reside en San Sadurniño]». De lo que es un negocio sabe mucho: «Meu pai tiña unha carpintería e miña nai ten o bar, coñezo a moita xente, de feito levo toda a vida metida no medio da xente».