Ciudad Jardín, de la okupación a la droga: «Vives con ese temor»

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

FERROL CIUDAD

CÉSAR TOIMIL

Los vecinos esperan que con el alta de la urbanización la recupere un fondo inversor

21 jul 2023 . Actualizado a las 19:27 h.

Si hace cuatro años las constantes okupaciones eran el mayor temor de los vecinos de la urbanización ferrolana de Ciudad Jardín, ahora lo es la droga. Situada cerca de uno de los campamentos de Ferrol, la zona, que arrastra años de problemas administrativos y de viviendas vacías, está en el punto de mira de adictos que buscan un techo en el que resguardarse.

El punto neurálgico de la urbanización en estos momentos con respecto a la problemática de la droga son los diecisiete adosados abandonados, pegados a la zona de canastas. «Es un edificio entero, de un lado a otro, que está abierto», describe el representante de los vecinos de la urbanización, Roberto Calvo. Ciudad Jardín cuenta con 108 viviendas, de las cuales, 67 tienen propietarios que residen en ellas, con la comunidad y el agua dada de alta. Pero además de los adosados, otras cuatro viviendas unifamiliares se encuentran también abiertas y sin ventanas. Están ubicadas en las entrañas de la urbanización, entre casas con familias. Y el resto sin habitar están con tablones o tapiadas. «Yo, por ejemplo, tengo una al lado de mi casa. Entre mi vecino y yo vamos limpiando la maleza para que no se vea que está abandonada», explica Calvo.

Las casas de Ciudad Jardín tienen dos cosas en común: cuentan con alarmas y el control de empresas de vigilancia 24 horas, o están reforzadas con verjas. Todos estos años los vecinos han sido los adalides en la lucha con las diferentes problemáticas que registró la urbanización. Iniciaron ellos mismos la tarea para evitar el descontrol de la okupación. Tabicaron, afianzaron puertas con tablas o hasta colocaron ladrillos... logrando frenarla. Y ahora advierten del vandalismo relacionado con la droga. «Puede pasar alguna persona del campamento que pare, o que se quede algún día, en las casas que están abiertas», señala Roberto Calvo.

La nueva realidad, con la okupación frenada y la aprobación del último trámite para legalizar la urbanización, da esperanza a los vecinos, aunque siguen denunciando cierta intranquilidad. Isabel Fábregas reconoce que viven con el temor de que pueda recrudecerse la situación. «Por ahora está siendo todo bastante pacífico, pero es impredecible lo que pueda pasar, vives con ese temor», advierte. Andrés Formoso apunta a que hay adictos que se queda a dormir muchas noches en estos adosados abiertos. Y, al hilo de esto, recuerda cómo de niño vivió un momento que le marcó para siempre. Estaba jugando con otro vecino cuando vieron a la policía en una casa okupada en la que, dentro, había una persona fallecida por sobredosis, indica.

CÉSAR TOIMIL

Loli, otra vecina, explica que ha tenido que llamar en alguna ocasión a la policía para evitar la okupación del inmueble pegado a su vivienda. «Tengo un perro que ladra cada vez que intenta entrar alguien. Era una señora con una chica diciendo que aquí se dormía muy bien. Yo le dije que esa casa tenía dueño e inmediatamente llamé a la policía», detalla.

Pero, en general, el clima de Ciudad Jardín es de calma, ya que no conviven con los problemas de hace un lustro. José Pena reside allí desde hace trece años con su mujer y su suegra. «Creo que los vecinos nos hemos impuesto la norma de que, si vemos cualquier indicio de okupación, avisamos a la policía.Pero hace tiempo que no veo entrar ya a nadie en esta casa», explica con respecto al inmueble siguiente a su vivienda. Sobre la problemática de los adosados abiertos, señala que, a su juicio, cada vez se registran menos problemas.

El futuro, la compra

El futuro de Ciudad Jardín pasa por dos puntos: «Con la urbanización dada de alta, lo ideal sería que la comprara un fondo de inversiones, arreglase todo, y lo pusiera a la venta. ¿Mientras? Pedimos siempre que el Concello tapie las casas abiertas», incide Calvo. Recuerda que, por orden judicial, tapiaron una con ladrillos, la recebaron y pintaron. «Si estuvieran todas así se acabaría el problema. Pero solo se hizo en una casa, al lado de la casa de acogimiento de Dignidad», lamenta.

C.E.

«Muchas noches ves pasar a gente, a veces peleándose entre ellos y armando follón»

Andrés Formoso vive en la urbanización con su madre, Isabel Fábregas, su hermano y su abuela. Recalaron en Ciudad Jardín en el 2008, por lo que han vivido la evolución de la zona. ¿Se ha conseguido frenar la okupación? «Completamente, no», afirman tajantemente. Explican que se siguen viviendo intentos de acceder a casas. «De vez en cuando vuelve gente que tira lo que está tapiado, prenden fuego...», explica Isabel. De hecho, alude a la intervención de los Bomberos de Ferrol hace tres días. «Prendieron fuego en los adosados. Vinieron los bomberos, Policía Local y Nacional, y se reunieron los vecinos», recuerda Andrés. También un incidente similar hace un par de meses. Además de «saqueos». «Vandalizaron la pista con grafitis, sacaron las papeleras, bancos...», enumera, entre muchos destrozos. Para la familia lo peor son los momentos en los que alguna gente, procedente del campamento con drogas, atraviesa la urbanización hacia los adosados abiertos. «Pasan por esta calle o la de arriba, a veces pelándose entre ellos, a gritos, formando follón... Tienes que evitarlos. Algún vecino ya se los encontró por el jardín», lamenta Isabel.