El pedido da alas a un plan industrial que implicará el rejuvenecimiento de las plantillas en todos los astilleros
13 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.En los últimos años, tras la época más dura del vaciado de las gradas en los astilleros públicos del país, Navantia modificó su política de reparto de carga de trabajo y pasó a fabricar los buques tomando en cuenta las necesidades de ocupación de sus factorías, independientemente de que estuviesen ubicados en el sur o en el norte del país. Y así es como la planta de Ferrol acabó haciendo un Buque de Acción Marítima, un tipo de navío hasta el momento correspondiente a las factorías gaditanas. Ahora, a las puertas de que Navantia suscriba con el Ministerio de Defensa el contrato para la fabricación de las fragatas F-110 -que reportará diez años de carga de trabajo a las plantas de la ría ferrolana-, la empresa que preside Esteban García Vilasánchez logra su mayor pedido de exportación. Pese a que será fabricado mayoritariamente en San Fernando, tiene en estos momentos una importancia estratégica para toda la compañía. Por su importe, que viene a insuflar aire en las cuentas de la empresa, por la ocupación que va a generar y por las alas que da a un plan estratégico que está negociándose con los sindicatos. Sin la presión de ausencia de carga de trabajo, las partes están llamadas a entenderse en un programa estratégico que por primera vez en casi 20 años va a implicar el rejuvenecimiento de las plantillas en todos los astilleros del grupo.