«Un desfibrilador al que tardemos en llegar más de cinco minutos no sirve»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

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Hoy comienza un curso en el Campus que incide en la importancia de estos aparatos, en especial en barcos de alta mar y en trabajos lejos de un centro de salud

03 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Nuño Azcona (Madrid, 1971) es el director general de B+Safe, una de las compañías que más desfibriladores instala en España y que desde hoy imparte un curso de formación en el salón de actos del Campus de Esteiro. El objetivo es dar a conocer una nueva normativa, que entró en vigor el pasado mes de marzo, y recomienda -no obliga- la instalación de desfibriladores en diferentes zonas de trabajo. La mayoría de las paradas se producen en las casas y en los espacios laborales, por eso incide en la importancia de tener estos dispositivos en lugares bien accesibles: «Un desfibrilador al que tardemos en llegar más de cinco minutos ya no sirve para una cardioprotección efectiva».

-¿Qué engloba la cardioprotección?

-Básicamente es reaccionar rápido ante una parada y tener la formación adecuada y un desfibrilador cerca, porque se producen al año 30.000 paradas cardíacas fuera del ámbito hospitalario y a veces unos minutos son cruciales para salvar una vida. La acción de Ferrol forma parte de un amplio programa que tenemos en este sentido, por ejemplo, hace dos semanas dimos unos talleres para colegios.

-¿Cómo de cardioprotegida se encuentra Ferrol?

-La tendencia es positiva en Ferrol y en Galicia en general, pero queda bastante por hacer en cuanto a la instalación de desfibriladores. El pasado mes de marzo salió una normativa en la comunidad gallega que recomienda estos aparatos, aunque no lo obliga. Esto quiere decir que solo la gente sensibilizada va a instalar estos sistemas. En el País Vasco son obligatorios en determinados espacios y eso ha multiplicado por tres los desfibriladores en menos de dos años. Es un incremento en la seguridad muy importante.

-En el campus incidirán en las necesidades en el área naval...

-El sector pesquero es un ámbito especialmente sensible, porque requiere un esfuerzo físico importante, que es uno de los elementos de riesgo de sufrir una parada cardíaca. En alta mar se produce el agravante de que se está muy lejos de cualquier servicio de emergencia y la reacción rápida se complica, que es precisamente lo que se necesita. Ante una parada cardíaca hay que actuar cuanto antes: los médicos cifran en cinco minutos el tiempo del que se dispone para actuar con garantías, cada minuto que pasa se reduce un 10 % las posibilidades de supervivencia o de sobrevivir sin secuelas. Ahí está la importancia de tener desfibriladores cerca, no basta con las razones que se escuchan a veces como que a diez minutos en coche hay un hospital. Eso es demasiado tarde, incluso en un edificio de varias plantas no basta con que se instale uno en la entrada, hay que calcular lo que se tarda en ir a buscarlo. Así que en alta mar hay que saber cuánto tiempo tarda una embarcación o el helicóptero en evacuar al afectado por la parada. Si son más de cinco minutos debe haber un desfibrilador en cada barco o, al menos, en cada grupo de embarcaciones. Por supuesto, en los puertos, en las plazas y en las lonjas.

-¿Son caros?

-Desde luego que no, el precio medio de un desfibrilador puede rondar los 1.500 euros, es verdad que requieren un pequeño mantenimiento, pero también los hay que tienen conexión, es decir, lo que hacen es garantizar el funcionamiento de forma continuada y que tengan teleasistencia. Además, hay una modalidad, que es el renting, gracias a la que a partir de 60 euros mensuales se dispone del alquiler y el mantenimiento de los equipos, algo que es mucho más asumible.