El Museo do Humor de Fene acogerá el día 24 la presentación del libro Tonecho, de Xaquín Marín. Y también la de un libro más, Xaquín Marín. Innovación e tradición no humor gráfico galego, del que es autor Félix Caballero. Obras, ambas, que están editadas por Galaxia. Siento una gran admiración por Xaquín. Una admiración inmensa, que no ha dejado de crecer con el paso de los años y que se ve reforzada todavía más, si cabe, por el hecho de que se trate no solo de uno de los más grandes creadores gallegos de nuestro tiempo, sino también de un ser humano excepcional. No sé si a ustedes les habrá pasado lo mismo, pero yo jamás he conocido a una persona verdaderamente inteligente que no estuviese dotada, también, de un gran sentido del humor. Y aun me atrevería a decir que todas esas personas eran, además, decidida e intensamente buenas. La grandeza del alma -que hace de la generosidad y de la tolerancia una manera de vivir-, y la capacidad de contemplar el mundo con una sonrisa incluso ante las mayores dificultades, son características del gran dibujante gallego. Y lo eran también, vaya si lo eran, de Carlos Casares, de Koldo Chamorro, de Luis Mera, de María do Carme Kruckenberg, de Quincho Romero, de Pepe Chao, de Parallé y de Ramiro Fonte. Como lo son, además, y cito solo unos ejemplos, del profesor Basilio Losada, de la poeta Luz Pozo Garza, del pintor Antón Pulido, de la académica Margarita Ledo Andión, del exatleta Isidoro Hornillos, del fotógrafo Tino Martínez, de la escritora Eugenia Rico y del novelista Darío Xohán Cabana. Gente especial, si me permiten decirlo así. Gente, como mi amigo Logito (Logh Itoh en algún libro...), realmente necesaria.