Parada en Caamouco y San Martiño

Cristóbal Ramírez

CABANAS

Cristóbal Ramirez

Visitamos los templos de las dos localidades, en las que compensa parar aunque sea «pouco»

08 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Pues será cierto, pero no lo parece. Al menos sobre el terreno. Porque, ¿en qué se sustenta ese aforismo tan popular en el golfo Ártabro que reza «en Ares non te pares, en Redes non te quedes, en Caamouco para pouco»?. Y encima tiene un añadido muy poco conocido: «E en San Martiño, só un pouquiño», que semeja mucho más reciente que lo primero, cuyo nacimiento parece perderse en los tiempos.

Caamouco, una parroquia que tiene una estupenda web propia (caamouco.net), presume de joya local, su iglesia, a la que se llega desde Cabanas tomando la carretera a Ares y girando a la derecha poco antes de la desviación de Redes, sin pérdida gracias a una señal entre morada y rosa. Se trata de un templo de barroco tardío, ya que se levantó en el siglo XIX con una planta de cruz latina y una sola nave. Impecables muros y entorno, con un cruceiro cercano que bien merece unos minutos, con su sencillo pousadoiro. El paraje invita a reflexionar.

Tierra de emigración que ahora pierde habitantes, curiosamente porque su situación es excepcional hoy en día con relación a A Coruña y Ferrol, muy bien comunicada. Tierra de emigración, a América Latina primero, y, de manera más suave, por los núcleos industriales españoles, después. Una salida que no fue tan masiva como en otros lugares porque los astilleros ferrolanos siempre poseían la fuerza de un imán para retener población.

Pero es bastante probable que ese «en Caamouco para pouco» no se refiera en absoluto a la iglesia. Porque Caamouco son también playas -ahí está la grande y cercana de Seselle para confirmarlo, por ejemplo-, y el dicho arriba reproducido parece citar tres enclaves con costa.

Un misterio. ¿Y San Martiño? En este caso hay que continuar hacia Cabanas y girar a la izquierda bordeando un edificio por estrecha pista: la propia pared del edificio y un arroyo la limitan. Se alcanza así una zona amplísima para aparcar, con un cementerio que nadie diría que es de reducidas dimensiones. La suerte es que ese cementerio no rodea el templo adyacente, algo que además sería imposible debido a que por el otro lado está la carretera.

Y ahí se alza el templo de San Martiño, Concello de Cabanas. En este caso, sí tiene razón de ser el añadido «En San Martiño, un poquiño». En verdad no hay muchas razones para parar mucho más. Excepto que se deje ahí el coche, se cruce la carretera y se descienda hasta una costa muy poco conocida fuera de los veraneantes que se llegan a la zona: afirman las crónicas que en el estío la población de Caamouco llega a cuadruplicarse. Y no, no «paran pouco».

La aventura

Explorar la costa frente a la iglesia de San Martiño.

La foto más personal

Ante el cruceiro de Caamouco.

El desafío

Imaginar dónde estuvo el hospital de peregrinos, en el extremo de la playa de A Magdalena, a la que se llega fácilmente desde San Martiño.

El pasado

La zona fue objeto de una durísima represión en julio de 1936.