Un incendio en la chimenea y un fallo en la máquina hicieron encallar en Ares al Blue Star

chema corral / R. LOUREIRO ARES / LA VOZ

ARES

La situación del buque, embarrancado en las rocas, hizo fracasar varios intentos de desencallarlo

27 nov 2019 . Actualizado a las 12:32 h.

El barco quimiquero Blue Star encalló la noche del viernes pasadas las once en una zona rocosa de la ría de Ares, arrastrado por la fuerza del mar tras sufrir un incendio en la chimenea que la tripulación intentó sofocar y que derivó en un fallo de máquinas.

Con bandera de Malta, el buque viajaba sin carga. Había tomado rumbo a A Coruña tras permanecer un tiempo en el fondeadero de la ría aresana para protegerse de las inclemencias del temporal. En ese momento sufrió el incidente en la máquina y quedó a la deriva. Fue arrastrado por el fuerte oleaje hasta el entorno de las islas Mirandas, una zona especialmente rocosa donde quedó encajado, con la proa a escasa distancia del cantil y la popa, donde se encuentran las hélices, justo encima de una especie de farallón, un promontorio rocoso, donde se quedaron enganchadas.

Descartada desde el momento inicial la existencia tanto de víctimas entre los tripulantes -16 personas que siguen en el barco por razones operativas, todas extranjeras- como de daños ambientales, desde Salvamento Marítimo, que dirigía el operativo de rescate, en colaboración con Marina Mercante y con la Capitanía Marítima, se trasladaba un mensaje de calma.

Conocido el incidente, se activaron los planes de alerta previstos para estos casos -plan de emergencia en alerta azul, y el plan marítimo- y se hizo un primer intento de rescate con el Helimer dando cobertura en torno a la una de la madrugada del sábado, pero fracasó: los cabos lanzados para arrastrar el buque se rompieron. «Se movió un poco la popa, pero se veía que estaba completamente acostado sobre las rocas», señalaba gráficamente el regidor aresano, Julio Iglesias. En pleno temporal (MeteoGalicia mantenía activa una alerta amarilla por mar combinado y olas de entre cuatro y cinco metros), se decidió aplazar las maniobras hasta la siguiente pleamar, a las 13 horas del sábado.

Autoridades locales y marítimas explicaron que se trata de un barco moderno (data del año 2011) y con doble casco, lo que, en principio aporta una cierta seguridad y permite alejar fantasmas como el del Prestige, del que se acaban de cumplir 17 años. «Si se produjera algún tipo de ruptura, afectaría al casco exterior», señalaba Iglesias. «No hay peligro», trasladaban desde la zona. Mientras, avanzaban los preparativos para intentar de nuevo remolcar el barco, que estaba autorizado para cargar productos químicos en el puerto de A Coruña, en la terminal de Repsol.

Para esa segunda intentona permanecían en la zona varios remolcadores y barcos de apoyo, además de distintas zódiacs participando de forma activa en las labores que, desde la cubierta del barco siniestrado, de 128 metros de eslora y 20 de manga, seguían parte de los tripulantes. La presencia del Helimer -que soltó nuevos cabos de material sintético, en teoría más resistentes que los utilizados en la noche anterior- avanzaba que el momento clave, con unas condiciones meteorológicas y de mar menos desfavorables, se aproximaba.

Dos remolcadores, el Don Inda y otro de una empresa vasca con delegación en Ferrol, el Ibaizabal Nueve, comenzaron a trabajar, ante un público expectante. Y a los veinte minutos del primer tirón se rompía el primero de los cabos. Pocos minutos después, el segundo. Y así hasta cuatro. Con todo, desde Salvamento marítimo se insistía en que la operación seguía adelante. «Lo van a volver a intentar».

Pero lo cierto es que, poco después, y con la marea ya bajando nuevamente, uno de los remolcadores se alejaba del quimiquero, que quedaba enlazado solo con el Ibaizabal, aunque este ya no tiraba. Fue entonces cuando Salvamento Marítimo confirmaba el fiasco del segundo intento.

Hacia el tercer intento para desencallar el barco

Y desde Salvamento se informaba de que se procedería a realizar un nuevo intento en la próxima pleamar, prevista para las dos de la madrugada, confiando en que subiera más el agua y ayudara a rescatarlo. Un tercer operativo para el que se trabajó durante toda la tarde, aprovechando al máximo las horas de luz.

Para ese intento se contaba con el Don Inda y el Ibaizabal Nueve, utilizando «cable reforzado de dyneema, un material de última tecnología que, en igualdad de peso, es 15 veces más fuerte que el acero para poder tirar», detallaban. Toda la tripulación sigue a bordo -son cruciales para las tareas para enlazar con los remolcadores- y a media tarde el Helimer dejó a dos buzos en el Blue Star con el objetivo de que colaboren con la tripulación en los preparativos. Toda una batería de medios con el objetivo de liberar el quimiquero.