Totalitarismo

MARTA SEIJAS TRIBUNA

ARES

08 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando un equipo de gobierno da la espalda al pueblo, señal de que algo no funciona. El bochornoso espectáculo vivido el pasado jueves en el pleno del Concello de Ares saca a la luz lo que se vive normalmente en el consistorio aresano y que excede soezmente de lo que entra dentro del debate político democrático.

Ante la crítica y la exigencia de los vecinos a ser escuchados, la respuesta es la mentira, la falta de respeto y la demagogia del un regidor que impone su criterio y su voz al grito de «se hace lo que yo diga porque soy el alcalde», ese es el talante de diálogo y respeto imperante.

¿Cuál es el problema para que los vecinos intervengan en un pleno municipal que es público? ¿Por qué cuando la ciudadanía les acusa de mentir, no pueden rebatir dicha acusación con argumentos y la respuesta es tan banal como «no miento porque digo la verdad»?... sin duda alguna, se non é boi é vaca.

Después de ocho años de espera para la redacción del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), los aresanos nos hemos encontrado con un documento que no soluciona los verdaderos problemas que hay en nuestro pueblo, plagado de errores que evidencian la falta de trabajo en el proceso, algunos tan asombrosos, como que una calle muy conocida para el alcalde -y a la que él mismo cambió el nombre- aparezca con la antigua nomenclatura.

Si para algo sirvió el Plan Xeral de Ordenación Municipal de Ares, fue para llevar a buen puerto el pacto entre el grupo del PSOE y NAL (Nueva Alianza), allá por el año 2007, donde sin formar parte del gobierno municipal, el representante de NAL pasó a ser el séptimo edil de la formación socialista a cambio, eso sí, de ser nombrado coordinador del Plan Xeral de Ordenación Municipal, lo que conlleva aún a día de hoy una asignación económica.

Me considero fiel defensora del Estado de derecho, garantía democrática en el que los poderes públicos íntegramente se someten a las leyes y reconocen las garantías constitucionales, y ante todo en las que el pueblo es soberano y no se le puede cercenar su derecho a expresarse. Y es que la legitimidad de los votos, no es en ningún caso aval aceptable para el ordeno y mando.