«El proyecto es un homenaje a toda la gente del Eume que trabajó ahí»

maría meizoso AS PONTES / LA VOZ

A CAPELA

CESAR QUIAN

Un estudio de las presas de la comarca, ganador del Premio de Investigación Hume

15 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Mercado Vello de As Pontes acoge esta tarde (20.00 horas) la entrega de los II Premios de Investigación Hume. La cita reconocerá un trabajo del jefe de servicio de Arquitectura de la Diputación, José Manuel Yáñez. Ingenio y técnica. Historia de dos aprovechamientos hidroeléctricos en el Eume es uno de los últimos proyectos del también doctor en Historia del Arte. Y ya avanza que «habrá más» porque «todo lo que hay en esa zona es prioritario para mí. Me he hecho casi hizo adoptivo del Eume».

-Primero estudió las construcciones etnográficas del Eume y ahora los aprovechamientos hidroeléctricos. En este caso, ¿qué aspectos suscitaron su interés?

-En mi tesis ya aparecían los dos saltos. El primero, que se inició en el siglo XIX y que culminó a principios del XX y, el otro, la presa del Eume, que es más conocida y que lleva el sello del ingeniero Chano Yordi. Tuve conocimiento de ellas y me lancé a profundizar en el alcance de estos dos aprovechamientos, que tienen unos 50 años de diferencia entre ellos.

-El primero, el de A Ventureira en A Capela, es menos conocido, aunque fue ya muy novedoso en ese momento.

-Así es y lo fue por varios factores como su diseño o porque, por ejemplo, dio servicio a los trolebuses coruñeses. Supuso un avance de ingeniería en ese momento y dejó de funcionar cuando se sustituyó por el nuevo embalse del Eume. Está conectado con el nacimiento de Fenosa y se convirtió en la primera presa bóveda que se hizo en España de doble curvatura. Ese fue uno de sus grandes logros.

-¿Qué implicó ese cambio?

-Se pasó de una concepción de las presas hidroeléctricas de gravedad, basadas en un gran muro que contenía el agua, a tener un diseño curvo que suponía un gran ahorro económico, sobre todo en hormigón. Tecnológicamente fue un gran avance, pero implicaba un gran riesgo de cálculo. A partir de ahí, en mi trabajo aparece una investigación profunda sobre cómo se construyeron. Asimismo, incluyo entrevistas de personas que trabajaron allí. Al final, esto es también un homenaje a toda la gente del Eume que trabajó ahí. Fue una fuente de riqueza y de empleo para la zona. Aunque se criticaron algunos saltos de los años 60 y 70, hoy se demuestra que tuvieron una gran importancia no solo desde el punto de vista generación de energía. Estos días de sequía se ha visto que fueron de gran utilidad como reservorios de agua para las poblaciones. Evidentemente, no todo se justifica y hoy sería impensable hacerlas como las hicieron desde el punto de vista de la seguridad y de la ecología.

-El déficit hídrico que atravesamos, ¿debería servir para replantear el modelo actual?

-La semana pasada leí en la prensa que el Foro de la Ingeniería reivindicaba hacer más embalses y reforzar los ya existentes como consecuencia de la sequía. Por lo tanto, garantizando los caudales ecológicos, las exigencias medioambientales y la protección del patrimonio que se puede ver afectado, hay que poner en valor la importancia de tener una red de embalses como la que tenemos. Desde una perspectiva puramente técnica creo que es importante contar con estas grades construcciones ya que pueden ser muy eficaces para garantizar el abastecimiento a las poblaciones.

-Lleva años estudiando el Eume, pero alguna sorpresa se habrá encontrado.

-Lo que más me ha llamado la atención es el enorme esfuerzo del ingeniero en cuanto a creer en su propias teorías, en llevar adelante una idea muy controvertida. Y también que se empezó a combinar la ingeniería con el arte con la incorporación del gran mural de José María Labra. También la circunstancia penosa que ocurrió en A Ventureira con la mala suerte que tuvieron los cinco jefes de centrales muertos en circunstancias trágicas.