Bajo la lluvia

N. Inés Vilariño LA BITÁCORA

FERROL

06 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La Navidad al sol da paso a la lluvia. Una lluvia fría y rebelde, prisionera de esas ráfagas que en algunos lugares ponen en peligro la estabilidad de quienes olvidaron que el paraguas puede ser el más peligroso de los recursos para hacerle frente a un golpe de viento que juega con él como si de un remolino de papel se tratase. Observo el paisaje tras una cristalera, que es la mejor de las terrazas cuando el invierno tiene cara de invierno. Y me deslumbra la imagen que dibuja la luz sobre el asfalto y lo convierte en espejo que nos devuelve chispeantes reflejos, tan peligrosos para el conductor como atractivos para quien los puede disfrutar sin sentir frío ni en el alma ni en el cuerpo. Son momentos en los que la belleza se cuela por los cristales y crea un clima de cálida cordialidad cuando se comparte una tarde con el amigo que te escucha y consigue que le escuches. También me gusta pasear bajo la lluvia y sentirla, debajo de mis zapatos, abrigadita y protegida por un paraguas transparente. Creo que hay que descubrir —Santiago es un ejemplo— que la piedra y el suelo mojados le dan al paisaje un encanto especial que también reconozco en la música y los poemas que llevan la lluvia en sus entrañas. Y adoro el sol. Pero hacerlo protagonista imprescindible de cualquier campaña promocional es matar la belleza que habita espacios ignorados u olvidados, como un bosque renacido tras el natural riego que llega del cielo.

Llovía cuando comencé mi bitácora. Hoy puedo ver el sol entre las nubes y agradecer que en esta tierra, bendecida por la naturaleza, el sol y la lluvia convivan y sean, normalmente, alimento de la riqueza y la belleza que nos rodea.