Privilegio impagable

Nona I. Vilariño MI BITÁCORA

FERROL

09 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Como cada año la imagen que llena el escaparate que abarca mi ventana es la de un papá Noel que trata de alcanzar la barandilla del balcón, para saltar al hogar de quienes lo esperan. Solo cuando el simpático muñeco desaparece de mi vista sé que se acabó la Navidad. O, para ser más precisa, la prórroga que supone ver este símbolo tan popular unos días más.

Pero esta anécdota es solo la percha de la que quiero colgar mi primera reflexión del nuevo año. Vivimos una Navidad con muchos de los ingredientes que nos faltaron los últimos años. Recuperamos, en general, el pleno disfrute de la presencia, sin restricciones, de la familia que, le pese a quien le pese, es seña de identidad indiscutible de esta fiesta, tan tradicional como entrañable. Por eso quiero dedicar mi bitácora a una de mis otras familias: la de mis lectores. Ellos, cuando me siento a escribir, asoman su sombra en esta habitación que guarda tantas risas como lágrimas; tantas presencias como ausencias; tanta música como poesía. Y son ellos —en muchos casos con rostro y voz, que veo y escucho en la calle o presiento en la distancia— quienes me recuerdan que soy afortunada al tener el privilegio de saber que, sean los que sean y opinen lo que opinen, leerán esta bitácora. Y esa certeza es la fuerza que necesito para creer que todavía me queda algo por decir, porque alguien espera que lo escriba para leerlo. Por eso, en este inicio de año, les doy las gracias por todas y cada una de sus aportaciones, desde la coincidencia o desde la discrepancia. Escuchar sus voces, libres y plurales, abre un horizonte de convivencia que no se contamina con el destello del poder, prisionero de sí mismo.