Alumnos del programa Erasmus vuelven a la comarca de Ferrol: «Es una experiencia increíble que te hace crecer»
FERROL
Tres jóvenes de la zona comparten sus vivencias como estudiantes el pasado curso en Grecia, Polonia y Lituania
15 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Los estudiantes universitarios ya hace tiempo que han regresado a casa tras finalizar el curso. Algunos han vuelto desde las universidades gallegas o españolas, mientras que otros lo hacen desde fuera. Es el caso de los alumnos que se han beneficiado del programa Erasmus, que retornan a la comarca para compartir lo que han vivido. Uno de los ejemplos es Lorena Ares, natural de Pontedeume y que estudia Bellas Artes en Madrid. Su destino de Erasmus fue Atenas, en Grecia, un lugar que escogió porque «lo que me interesa es la escultura, entonces era la opción a elegir». Fue con la idea de que «es como Europa», cuando realmente, dice ahora, «no tiene nada que ver, es más balcánico, con gente más de barrio», apunta.
Ella pensaba que en España «la educación no era muy buena», pero su concepto cambió porque «aquí te enseñan más la técnica, mientras que en Atenas vas más cuando quieras», por lo que valora que en Madrid «aprendo más». Lo que no fue un problema es el idioma, ya que el inglés «está más expandido, hasta en los supermercados lo hablan», aunque aprecia que el nivel «no es mucho más alto».
Lorena recomienda la experiencia porque «abre la vista a otros sitios», ya que no solo conoció a personas de Grecia, sino de «otras muchas partes, creas relaciones». También detectó que «no fue tan caro como lo venden», con la beca pudo mantener su estancia en el lugar, donde lo más caro «eran los vuelos». Concreta que en la beca influye también el lugar, siendo Grecia de las becas «más bajas».
La ferrolana Lucía Loureiro viajó a Cracovia (Polonia) desde el Grado en Inglés y el Grado en Español de Estudios Lingüísticos y Literarios de la UDC. Ella quería «ir a Inglaterra», pero su padre la convenció de cambiar su destino: «Me dijo que si quería viajar y aprender inglés tenía que ir a Centroeuropa».
Para Lucía la ciudad era «muy pequeña y acogedora», aunque con una cultura «menos sociable, más íntima». Le sorprendió que le habían dicho que era «todo verde», pero al llegar y compararlo con Galicia se preguntó: «¿Dónde está lo verde?». De lo que más disfrutó fue de «los amigos que hice», especialmente con las compañeras con las que vivía, que eran «una húngara, la otra griega y una francesa». También mejoró mucho su inglés, ya que «antes de irte te hacen un examen y al volver otro», donde Lucía especifica que «noté la diferencia, sobre todo mejoré hablando, tengo más fluidez».
En el caso de Santiago Díaz, estudiante del Grado de Administración y Dirección de Empresas de la UDC, quería «un destino diferente al resto». El joven de Pedroso, en Narón, puso rumbo a la ciudad lituana de Klaipeda, donde «el clima es muy frío, llegamos a estar a menos 28 grados y con el mar con cubitos de hielo».
Admite que «iba con prejuicios de que son gente más fría y es cierto», aunque «cuando los conoces son cercanos». Otra cosa que le sorprendió fue que allí tienen «un sentimiento más grande de ser Europa que aquí». Lo que más le gustó: «Conocer a gente de otras culturas, estaba en una universidad internacional con gente de Armenia, Estados Unidos, Japón y otros países que no conocía, como Kirguistán, de donde es mi mejor amigo de allá». El estilo de la universidad «era americano», donde tenía «menos exámenes y más exposiciones», resultando más práctico que «solo la teoría, como en España». Sobre el costo de vida comenta que «era más caro que la zona de Ferrolterra», donde vivió cómo la guerra en Ucrania provocó que «se volviera mucho más caro, España me pareció barato al volver». Santiago invita a los indecisos a que «se atrevan y den el paso, porque es una experiencia increíble, diferente y que te hace crecer como persona».