«Amo a los perros por su lealtad: te lo dan todo sin esperar nada a cambio»

beatriz antón FERROL / LA VOZ

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Yadira Tenreiro, en una imagen tomada en Castro, rodeada de cuatro de sus seis «perrhijos»
Yadira Tenreiro, en una imagen tomada en Castro, rodeada de cuatro de sus seis «perrhijos» CESAR TOIMIL

La naronesa Yadira Tenreiro ha hecho de su amor por los animales su medio de vida. Comenzó paseando canes, después abrió una residencia y ahora mima a los huéspedes del refugio en Mougá

25 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las conversaciones con Yadira Tenreiro casi siempre van acompañadas de una sinfonía de ladridos como música de fondo. Es normal. Gran parte de su día a día transcurre en el refugio de animales que comanda la Mancomunidad de Concellos de la Comarca de Ferrol en Mougá, donde la gestión del servicio corre a cargo de su empresa, Mascuidados. Y si no está allí, se la puede encontrar en la residencia canina y felina El Bosque de Narón -fundada por ella en el 2016 y que ahora dirige su marido, Toni González- o en su casa de Castro, situada muy cerca de allí, donde también vive rodeada de peludos. «Tenemos seis perrhijos y a los seis los quiero por igual», comenta en referencia a India, Hope, Sierra, Nana, Aza y Delta, los canes a los que rescató del abandono para ampliar su familia.

Yadira ha hecho de su pasión por los animales su medio de vida. Pero, para ella, los perros no son solo una forma de ganarse el pan. Lo demuestra en sus gestos -al cuello lleva un colgante con las cenizas de Eco, la caniche que hacía de conserje en El Bosque, con la que tenía una gran «afinidad»- y también con sus palabras. «Amo a los perros por su lealtad: te lo dan todo sin esperar nada a cambio», sentencia.

CESAR TOIMIL

Pero esta naronesa de 33 años no siempre tuvo claro que su trabajo discurriría entre animales. Aunque desde niña le gustan los perros, estudió delineación y durante dos años trabajó al frente de una oficina técnica que se dedicaba a obras de radioprotección. Sin embargo, su destino vocacional estaba ahí, esperándola. Y un buen día, «desencantada ya del sector del metal», decidió dar un golpe de timón a su vida. «Con 27 años me hice autónoma y puse en marcha Paséame, un servicio para pasear perros», rememora Yadira.

Pero su espíritu emprendedor no se apaciguó con aquel proyecto. Y como muchos de sus clientes le pedían que se quedase con los perros los fines de semana, a Yadira se le encendió la bombilla: ¿por qué no abrir una residencia para perros y gatos? Pero ella no pensaba en una residencia cualquiera, sino más bien en un hotel para animales con habitaciones con cama, calefacción y amplias zonas verdes. «Desde el principio tuve claro que quería que fuese un sitio acogedor, en el que los animales que viven en pisos se sintiesen como en casa, y sobre todo, que fuese el tipo de residencia donde a mí me gustaría dejar a mis perros», explica Yadira, que cuenta con el título de Auxiliar Veterinaria y constantemente asiste a cursos para reciclarse.

Un «bum»

Fue así como en el 2016 abrió El Bosque, un proyecto empresarial que alzó el vuelo como un cohete y que le valió el Premio Joven Emprendedor de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) Ferrolterra en el 2017. «Tuve que escuchar de todo antes de abrir la residencia, que si me había vuelto loca, que si aquello no iba a funcionar... Pero, mira, nada más ponerla en marcha fue un bum», apunta Yadira al recordar los problemas a los que se tuvo que enfrentar para emprender.

Tal vez por todas esas piedras que se encontró en el camino, y porque le gustaría que otros jóvenes no lo tuviesen tan difícil como ella, decidió implicarse con AJE, donde ahora ocupa la vicepresidencia. «Nuestro objetivo es fomentar la cultura emprendedora, asesorar y apoyar a todos los jóvenes que quieren poner en marcha un negocio», expone.

A ella ese espíritu emprendedor le viene de su madre, Alma, que la crio sola. «Mi padre murió cuando yo tenía dos años, así que tuvo que hacer de madre y padre a la vez. Ella me inculcó que puedo conseguir todo lo que me proponga si me esfuerzo. Y también me viene de ella mi implicación con el asociacionismo», cuenta Yadira, que a lo largo de su vida ha colaborado con entidades como Cruz Roja, Protección Civil o ASCM. Ahora lucha contra el abandono y el maltrato animal desde el refugio de Mougá, donde siempre se encarga de recordar a los adoptantes que los perros y gatos son «seres vivos que no admiten devolución».

La entrevista llega a su fin, pero antes del adiós le espeto una última pregunta. ¿Alguna otra pasión además de los peludos? «¡El buceo! Ahí debajo, en el fondo del mar, desconecto de todo».