Los hospedajes de Pontedeume surgidos al amparo del Camiño Inglés, huérfanos de peregrinos

A. F. C. PONTEDEUME / LA VOZ

FERROL

Interior del albergue Río Eume, abierto en Pontedeume desde agosto de 2020
Interior del albergue Río Eume, abierto en Pontedeume desde agosto de 2020 CEDIDA

Las pocas reservas que tramitan son a partir de los meses de mayo y junio

07 feb 2024 . Actualizado a las 20:24 h.

Los hospedajes surgidos al amparo del Camino Inglés en Pontedeume se han quedado huérfanos de peregrinos, por efecto de la pandemia, y resisten con la esperanza de remontar en verano. El hotel Montebreamo abrió el 1 de agosto de 2018, de la mano de Mari Carmen Rey y su marido, Ramón Rodríguez, en la calle San Agustín. Esta Semana Santa, el establecimiento se llenó. «Pero en cuanto se acabó volvimos a quedar sin gente. En todo el mes de febrero solo tuvimos ocupadas dos habitaciones, y ahora, apenas hay nadie. El Camiño Inglés está muy flojo, de momento, ha venido una pareja y hay alguna reserva suelta, más para julio y agosto. Las agencias europeas especializadas en peregrinos tienen alguna, pero pocas, ahora la gente tira más hacia la fecha», explican. El alojamiento dispone de seis habitaciones dobles (una adaptada), tres con galería y dos con puerta-balcón, con vistas al monte Breamo o a la ría eumesa.

Condicionados por los cierres

En agosto de 2020, en plena pandemia, abrieron dos albergues privados en Pontedeume. Mario Torres y su mujer, Belén Jiménez, de la empresa Caminamos Contigo, transformaron la antigua casa de oficios, cedida por el Arzobispado de Santiago, en un hospedaje de 70 plazas, con una superficie útil de 2.400 metros cuadrados, repartidos entre 45 habitaciones (todas con baño), salones, comedores y cocina exclusiva para huéspedes. Desde finales de septiembre está cerrado. «No hemos vuelto a abrir porque es inviable, un edificio de esta magnitud para un peregrino o ninguno.... Los gastos son impresionantes», señala Torres.

El albergue de la empresa Caminamos Contigo lleva cerrado desde finales de septiembre
El albergue de la empresa Caminamos Contigo lleva cerrado desde finales de septiembre JOSE PARDO

Ni siquiera retomaron la actividad en Semana Santa, «porque al no poder moverse la gente de otras comunidades autónomas, solo con los gallegos no merecía la pena». Hasta mayo no piensan ponerlo en marcha de nuevo, ni este ni el que regentan en la provincia de Lugo. «El Camiño de Santiago no se ha reactivado, y hasta que acaben los cierres perimetrales de Galicia y Castilla y León no va a funcionar», pronostica el responsable del negocio.

Los promotores del hostel Río Eume no se arredraron por la situación sanitaria provocada por el covid-19. Reformaron un bajo y habilitaron un albergue con 20 plazas, en literas, repartidas en tres habitaciones (una de ocho y dos de seis). Tras la clausura forzosa, reanudaron la actividad a mediados de marzo. «Algún peregrino vino, pero muy pocos, y unas cuantas personas por las Fragas do Eume, indica el encargado, Sergio Iglesias. Ahora están recibiendo reservas, «casi todas a partir del 18 o el 20 de mayo, y sin saber si vas a poder tener el albergue abierto, porque dependes de la situación sanitaria».

El eumés Xulio Tenreiro regenta la pensión Casa Apilladeira, en la calle Pescadería, desde 2017. «En Semana Santa tiven cheo, e agora vas picando algo, pero pouca cousa, xente que vén ás Fragas, porque para o Camiño nada, algunha reserva a partir de xuño», explica. «Pódoo manter aberto porque vivo na mesma casa e non teño empregados [...]. A peor non vai ir, a xente ten gañas tolas de saír, pero ata que permitan a mobilidade... Só con xente de Galicia non chega», comenta, confiando en revivir el verano de 2019: «Foi alucinante, e o Camiño Inglés viña dunha progresión xeométrica, ano a ano, e vai seguir indo a máis. Este tipo de turismo medrará, como o de natureza, coas Fragas do Eume».

Falta de ayudas públicas

Los negocios de esta clase se sienten agraviados respecto a la hostelería en cuanto a ayudas. «En un restaurante o un bar, en cuanto le dejan abrir, se llenan las terrazas, pero nosotros, con Galicia cerrada, sin poder entrar del resto de España ni Portugal, aunque te dejen ocupar el 30 % qué más te da, si no tienes a nadie», comentan los empresarios. Echan en falta apoyo económico por parte de las Administraciones para afrontar las consecuencias de un problema originado por causas ajenas a su trabajo..