Magdalena López: «El futuro está en las casas pasivas»

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL

JOSE PARDO

Esta arquitecta vaticina que las viviendas unifamiliares construidas según el estricto estándar alemán se impondrán en el plazo de cinco o diez años

28 mar 2021 . Actualizado a las 20:38 h.

El invento de las casas pasivas surgió en Alemania hace ya tres décadas, pero en Galicia el interés por este tipo de viviendas «sanas», herméticas y de consumo energético casi nulo se ha disparado más recientemente, y sobre todo, a raíz de la pandemia del coronavirus. Lo cuenta Magdalena López (Ferrol, 1975), responsable del estudio Nemesio Arquitectura y única profesional de la ciudad que cuenta con el título de Diseñadora y Consultora de casas pasivas por el Passive House Institute, según consta en el listado oficial de este organismo internacional encargado de certificar las viviendas que cumplen con el estándar alemán.

-Las casas pasivas tienen ya una larga trayectoria en Alemania o Austria, pero aquí no se conocen tanto. ¿Podría explicar qué es una casa pasiva?

-Básicamente, es una vivienda muy aislada, muy hermética y de muy bajo consumo de energía. Se llama casa pasiva porque se puede llegar a calentar o refrescar solo con elementos de diseño, como la orientación o el soleamiento, complementados con el aire de la ventilación, en contraste con las casas activas, que son las que tienen un sistema adicional de calefacción o aire acondicionado.

-Estas casas no se diferencian de las demás por su aspecto, sino por su método constructivo. ¿Cuáles son sus principales características?

-Una casa pasiva se basa en cinco principios: mucho aislamiento térmico en la envolvente; ventanas de altas prestaciones con vidrios y marcos aislantes; ventilación mecánica permanente con recuperador de calor; barreras de hermeticidad en los muros, suelos, cubierta y encuentros con ventanas e instalaciones; y ausencia de puentes térmicos.

-¿Qué es un puente térmico?

-Un puente térmico es una zona de la piel del edificio donde se encuentran varios materiales y el aislamiento se interrumpe o disminuye: por ejemplo, el encuentro de un muro con un tejado o de un muro con una ventana. Por ahí se pierde calor, pero eso no ocurre en las casas pasiva, porque tienen un diseño libre de puentes térmicos.

-Una de las grandes ventajas es el ahorro energético, pero estas casas son más caras, ¿no?

-El coste de construcción de una casa pasiva suele ser de entre un 6 % y un 8 % superior al de una casa no pasiva. Pero yo siempre digo que es una inversión, no un gasto, porque el ahorro en las facturas mensuales de electricidad y gas puede llegar al 90 %. El sobrecoste se compensa rápidamente con estos ahorros.

-¿Qué otras ventajas tienen este tipo de viviendas?

-Las casas pasivas ofrecen un gran confort térmico y acústico. Al ser hermética, no hay rendijas por las que se cuele el aire exterior. No hay corrientes de aire frío en el interior ni se cuelan los ruidos. Además, son viviendas más saludables, porque el aire interior se renueva permanentemente de manera automática y silenciosa, y se filtra antes de entrar en la vivienda, eliminando contaminación, ácaros, polen...

-Pero, entonces, ¿en una casa pasiva no es posible abrir las ventanas para ventilar?

-No es que no se pueda. Es que no es necesario. Para eso está el sistema automático de ventilación, que además se puede regular. Por ejemplo, para una segunda residencia basta con la intensidad mínima. Para el uso normal está indicada una intensidad media, mientras que la intensidad máxima se utiliza para reuniones familiares o sociales puntuales, el llamado modo party. Con eso podemos despreocuparnos y no necesitamos abrir las ventanas.

-Pero hay gente que está muy acostumbrada a abrir las ventanas. ¿Qué pasa si se hace en una casa pasiva?

-Es verdad que culturalmente estamos muy acostumbrados a ventilar abriendo ventanas, así que yo creo que lo vamos a seguir haciendo, aunque vivamos en casas pasivas. Seguramente lo haremos después de ducharnos, al cocinar y también para hablar con el vecino que pasa, oír los pájaros o saber si hace viento fuera. En esos momentos perderemos algo de eficiencia energética, pero el resto del tiempo, como por ejemplo en invierno -cuando nos cuesta más abrir las ventanas por el frío-, tendremos las casas mucho mejor ventiladas que hasta ahora. Y eso revertirá en nuestra salud: dormiremos mejor y aumentará nuestra capacidad de concentración.

-¿Cree que este tipo de vivienda terminará imponiéndose a medio o largo plazo?

-Sin ninguna duda. Los edificios serán cada vez más eficientes por economía y sostenibilidad. El futuro está en las casas pasivas y creo que en unos cinco o diez años se habrá impuesto el estándar passivhaus en las viviendas unifamiliares de nueva construcción.