El Black Friday en el pequeño comercio: «Esto nos da un respiro, pero no es la salvación»
FERROL
Los descuentos animan ya las compras en el centro de Ferrol, aunque el sector augura ventas muy inferiores a las del año pasado
25 nov 2020 . Actualizado a las 10:24 h.Aunque una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) vaticina que un 70% de los españoles no comprará nada en el Black Friday, lo cierto que las promociones del llamado «viernes negro» ya están animando algo las ventas en algunos establecimientos del pequeño comercio ferrolano, y sobre todo, proporcionando un cierto alivio a los negocios tras cuatro semanas «muy duras» por los cierres perimetrales y la bajada de persianas en el sector hostelero. «Esto nos da un respiro, una tregua, pero no es la salvación. Las cosas están muy feas y las ventas de este Black Friday sin duda serán más bajas que las del año pasado. Además, es difícil competir con las grandes cadenas y el comercio electrónico», resume Bruno Noguerol, de la tienda de moda masculina Bruno de la calle Real.
Aunque algunos comercios solo aplicarán las rebajas del Black Friday el viernes, otros muchos establecimientos de A Magdalena ya lucen los carteles con los descuentos desde este lunes -o incluso, desde el pasado fin de semana- y los mantendrán hasta el sábado. Además, casi todos han ampliado los plazos de devolución hasta después de Reyes o incluso finales de enero, para facilitar así las compras navideñas durante el Black Friday. Detrás de los mostradores, empleados y propietarios coinciden en que la situación es muy complicada, aunque un chequeo por diferentes tiendas revela que hay voces más derrotistas que otras.
Entre las más esperanzadoras se encuentra la de María López, de la tienda de moda Niebla, donde se ofrecen rebajas del 20% en las prendas de temporada y de un 15% en las marcas de continuidad. «Aunque el Black Friday nos supone un esfuerzo importante, porque nuestro margen de beneficio es pequeño, sí es verdad que incentiva las ventas, sobre todo ahora que la gente ya está pensando en las fiestas y aprovecha los descuentos para comprar los regalos de Navidad», dice María.
Aunque resulte sorprendente, esta comerciante asegura que este año su negocio «está creciendo», gracias a su esfuerzo y dedicación, -«hay días que estoy aquí de nueve de la mañana a diez de la noche», advierte-, pero también, y sobre todo, a las redes sociales. «Todos los días colgamos un vídeo en el que yo o la dependienta salimos con una prenda, y eso ha incrementado mucho los pedidos a través de la página web, y nos ha dado mucha más visibilidad», apunta María mientras atiende a Dulce, una clienta de toda la vida. «Vengo a esta tienda porque me gusta el trato personal y porque pienso que en estos momentos hay que apoyar al comercio local», dice esta ferrolana afincada en Mugardos tras dejar resueltos varios regalos navideños.
Un panorama crudo
No lejos de allí, en la tienda 123 Shop de la calle Real, el panorama que pinta Ángeles, la dependienta, es mucho más crudo. «Llevo casi veinte años trabajando en el comercio, y no recuerdo una época tan mala como esta, ni siquiera en la crisis del 2008». Allí no celebran el Black Friday, pero sí una promoción especial que lleva activa ya varias semanas: un 20% de descuento si el cliente se lleva dos prendas, y del 30% si compra tres. «¿Que si tenemos venta on line? Pues no, pero es que nosotros no queremos eso, sino que la gente venga a la tienda. Si un día todos bajásemos la persiana y el centro se quedase vacío y sin luz, entonces la gente se daría cuenta de lo malo que es comprar todo por Internet», advierte Ángeles.
Bruno Noguerol también ve negro el horizonte. Asegura que en su tienda la caída de ventas desde septiembre ha sido del 90%, y aunque cree que con el Black Friday venderá más estos días, duda de que eso pueda salvar la campaña. Mientras, en La Premiére confían en que sus promociones, con rebajas del 20% y el 30%, contribuyan a remontar las ventas tras tres semanas de caída libre. «Desde que cerró la hostelería hubo un bajón tremendo», comenta Cristina, la dependienta. «Por la mañana sí se ve movimiento, pero por las tardes solo hay padres paseando con los niños, que no entran a comprar», añade.
