Galimatías

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL

02 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La segunda acepción que recoge el Diccionario de la Lengua Española para galimatías es: confusión, desorden, lío. O sea, un batiburrillo de toda la vida o, como nos gusta más decir a los ferrolanos, un rebumbio que nin diola. Este es el panorama actual en los variados escenarios de la política, o si no lo es, se le parece bastante.

Empezamos a digerir el acuerdo para la reconstrucción europea alcanzado hace unos días. Europa salva a Europa dicen los presidentes de los países más europeístas (y más azotados por el coronavirus) cuando todavía les late el pulso aceleradamente al comprobar como un grupo de países pequeños puso en jaque el sistema de gobernanza europeo. Nunca se alcanzó un acuerdo de esta magnitud y nunca se puso de manifiesto, como ahora, la enorme diferencia entre los países del norte y del sur, los protestantes y los católicos, los austeros frente a los manirrotos, los disciplinados frente a los amigos de la improvisación. Ni más ni menos que ese grupo de países frugales, liderado por los Países Bajos (Holanda es una de sus regiones), titulares de menos del 15% del PIB europeo y un porcentaje todavía menor de población, fue capaz de echar un órdago al eje Alemania-Francia flanqueado por España, Italia, Portugal y los demás. El 85% de Europa a expensas del cartesianismo intelectual del 15% de líderes favorables al cerrojazo y la austeridad.

Dentro del terreno patrio las cosas no pintan mejor. La pandemia puso de relieve que en España no existe un parlamentarismo democrático de altura. La mal llamada oposición, incapaz de entender su papel leal y de alternativa política, se opuso con argumentos inmaduros a que el Gobierno tomase las riendas a través de la declaración del estado de alarma -precepto constitucional- para, a continuación, reprocharle que ceda las competencias de la gestión a las comunidades autónomas. El PP compara, una y otra vez, su impecable gestión del ébola con la desastrosa gestión del covid-19. Sin ruborizarse. La ultraderecha aznarista presenta una moción de censura en la que va a retratar de forma inmisericorde al líder de la derecha aznarista. Los populistas de izquierda, algunos camuflados en el Gobierno de coalición, ya no saben dónde meterse y sus votantes no saben que hacer con sus papeletas. Los independentistas, la mayoría ultracatólicos con tufillo conservador, quieren pescar más competencias y más euros en las aguas turbias del galimatías nacional.

Mientras los ciudadanos tratamos de ver cómo se puede reconstruir el país, su comercio, el turismo, la industria y la economía, al tiempo que contemplamos con ojos estupefactos y mascarilla quirúrgica la larga lista de mejoras sanitarias, educativas y asistenciales que nos quedan por hacer. Entre otras.