Prodigiosa luz

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL

15 feb 2020 . Actualizado a las 00:10 h.

Qué no daría yo, y discúlpenme la confidencia, por ver aparecer algún día, entre tantos miles de negativos como de él se conservan, cualquiera de las fotos que Koldo, Koldo Chamorro de Aranzadi -uno de los más grandes fotógrafos europeos-, tomó en Sillobre, mientras se hacía el pan, a comienzos de los años noventa. Tú estabas con Koldo, permítanme contarlo, y al caminar a su lado te parecía ir viendo fotos suyas por todas partes. Es como si caminas junto a Vari Caramés, que cuando estás junto a él también cambia tu manera de mirar el mundo, y yo hasta diría que el mundo cambia la manera en la que quiere ser mirado. Pero, claro, solo ellos, los fotógrafos, saben captar esas imágenes y convertirlas en eternidad, para evitar que se desvanezcan y que huyan a la nada. La fotografía es, en buena medida, una forma de mirar. Y sobre todo es una batalla contra el olvido. Cuánto me emocionó también -hace ya tantos años que no sabría decir cuántos- ver las imágenes que Miguel Río Branco había estado tomando en Santiago. Él no había comenzado a seleccionarlas todavía, lo que me permitió ver las entrañas de su trabajo. Y así pude comprobar que en todas sus imágenes había un elemento común, absolutamente fascinante: una luz para mí insospechada. La luz de los milagros. Pero disculpen que me salgan tantas ramas. Lo que quería decirles es que en el Museo de Navarra se exponen las imágenes de uno de los grandes proyectos de Koldo, El Santo Christo Ibérico. La muestra está comisariada por Clemente Bernad. Y las fotos viajarán a Madrid, a Photoespaña, en verano. Koldo, allá al otro lado del río, estará hoy, sin duda, entusiasmado.