El ministro de lo nuestro

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL

19 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya tenemos Gobierno. Los nuevos ministros ya pueden funcionar sin estar en funciones. Ahora necesitan un presupuesto de verdad, actualizado, que sea algo más que unos números prorrogados de otros números prorrogados. El alcalde Ángel Mato no debe demorarse en nombrar a un ministro de lo nuestro, de lo ferrolano. Los alcaldes departamentales tienen una larga tradición -ya de siglos- en enfrascarse en dimes y diretes con los ministros de Defensa o de Industria, con los almirantes destinados en la Capitanía o en el Arsenal, o incluso con los responsables del Puerto. Pero tienen poca práctica en relacionarse con otros ministerios.

En los últimos decenios hemos comprobado como aumentaban el aislamiento y la despoblación de la ciudad, asuntos que algunos primeros ediles consideraron secundarios mientras hubiera chapa que cortar en el astillero. El resultado es que ahora mover mercancías o personas dentro y fuera de Ferrol es una odisea. Hay que invertir mucho más tiempo y dinero que en nuestras ciudades vecinas. Los trenes son lentos, los peajes caros. El transporte urbano continúa en manos de la Xunta a pesar de la obligatoriedad de asumirlo la ciudad porque tiene, todavía, más de 50.000 habitantes. El proyecto de ciudad, sencillamente, ni estuvo ni está.

Por eso la corporación de los tres alcaldes ha de nombrar nuevo ministro de lo nuestro al maestro Ábalos. El maestro Ábalos, portador de la cartera en la que caben las obras públicas, los transportes, las políticas de movilidad y la agenda urbana, es el responsable de más del 80 % de los dineros que el Ejecutivo podrá invertir en los próximos años. Al maestro Ábalos -esa era su profesión anterior a la política- se le debe invitar a la ciudad y nombrarle formalmente ministro de lo nuestro. El acto central podría celebrarse en uno de los magníficos cafés del centro, para así evitar disgustos en el palacio municipal por la lluvia de agua, cascotes, cornisas, pináculos, desprendimientos de buhardillas o incidentes inoportunos de ese tenor. Una vez realizado el nombramiento, el ministro de lo nuestro José Luis Ábalos ya podría dar instrucciones para que Ferrol tuviese una estrategia propia de desarrollo urbano de carácter integrado, que se pudiese revitalizar la ciudad existente evitando más dispersiones, que se fomentase la cohesión social, que se avanzase en las comunicaciones con políticas de movilidad sostenible, que se impulsase una economía urbana y circular y que la ciudad naval, en definitiva, se volviera a enganchar al tren de las ciudades en desarrollo, crecientes y sostenibles. Sería fantástico que Ábalos aceptase ser ministro de lo nuestro. ¡Y qué celos iba a provocar en la fenesa Yolanda Díaz y la coruñesa Nadia Calviño!