Hacia el futuro

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL

30 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Quienes, como este servidor de ustedes, peinan canas, podrán dar fe de que lo que digo es cierto: llega una edad en la que uno se da cuenta de que, de todo cuanto hemos oído vaticinar a largo de una vida entera, es muy poco, por no decir que nada, lo que acaba cumpliéndose. Cosa de la que se desprende que entre los más escasos bienes de este mundo está el don de la profecía, que es tan poco común como el de la clarividencia. Y lo que viene a confirmar, además, que el futuro no está escrito, tal y como un viejo refrán nos enseña. Llegados a este punto, no es necesario apuntar aquí, por supuesto, que se acaba el 2017, algo de lo que ya todos nos hemos dado cuenta. Ni viene al caso recordar, tampoco, que tras un año viene otro -un año nuevo-, puesto que al mes de diciembre le sigue siempre el de enero. El tiempo no se detiene, y mejor que dejarnos arrastrar por el aluvión de tópicos y frases hechas que nos envuelve estos días será recordar, si les parece, lo siguiente: que nadie sabe a quién le pertenecerá el futuro, pero que el pasado, lo que hemos vivido, con todo lo bueno y lo malo que tiene dentro, es algo que nadie podrá arrebatarnos jamás, así que nosotros somos sus verdaderos dueños. Cierro los ojos y desde aquí -desde donde, a menudo sin darnos cuenta, habitamos la memoria de lo que aún no existe- veo de nuevo a quienes ahora viven al otro lado del río, en eso a lo que llamamos muerte. Hoy estoy más convencido que nunca de que, por más que su alma haya marchado ya a un lugar mejor, hay algo de ellos que sigue caminando a nuestro lado. Como ha sido siempre. Feliz 2018 a todos. Y no se olviden, por favor, de escribir la carta a los Reyes Magos de Oriente.