Himno gallego a pulmón en el parque a principios de los 70

cristóbal ramírez FERROL

FERROL

C. R.

06 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El calendario marcaba verano de principios de los años 70 cuando tuvo lugar en el parque municipal, hoy Reina Sofía, un festival de música folclórica en el que se dio cita mucha gente adulta y mucha gente joven. Un pequeño abarrote de personas bien educadas donde, por supuesto tratándose de aquella época, el alcohol no hizo acto de presencia. Un ambiente familiar en una noche con cierto calor y con todo el mundo en manga corta.

La sencillez del escenario y de la iluminación hoy haría abrir la boca de asombro, pero entonces esa austeridad era normal. Tampoco había gritos, ni velas encendidas, ni móviles sonando, ni gente de cháchara mientras se sucedían las actuaciones, que se escuchaban con respeto y se aplaudían.

Uno de los presentadores, el popular Teodosio Ramírez, Panchete, empezó a decir algunas frases en gallego. Eso le supuso que la policía política lo convenciera en un intermedio de que no iba por buen camino. La otra presentadora era Julia Díaz Sixto -impresionantemente elegante-, que por sus convicciones y con el atrevimiento de su entonces muy corta edad siguió intentándolo.

Todo discurrió con normalidad festiva (nadie del público se había enterado de la advertencia policial, a pesar de una frase de Panchete que permitía adivinarlo pero que pasó desapercibida) hasta el final, cuando dos amigos -Javier Pérez y Adolfo Veiga- y el que escribe arrancamos a cantar el himno gallego. Y ahí se desataron los nervios. Sobre todo porque rápidamente se fueron uniendo voces aquí y allá. Nadie conocía a nadie, no había nada programado, pero la impresión no era esa. Familias enteras desfilaron con miedo en el cuerpo, algunos -pocos- intentaron que callásemos, pero sus voces no se oían ante el cántico que iba en aumento.

Se acabó el himno y todo el mundo salió rápidamente. No había móviles, pero los de la Brigada Político Social podrían estar en cualquier parte. Incluso pidiendo refuerzos. Porque su miedo era mayor que el nuestro.

Algún inconsciente se quedó con toda tranquilidad e incluso se fue a hacer una foto con Julia Díaz. Era el que firma estas líneas. Y conservo la foto como oro en paño.