Mienten casi todos

Manuel Couce DESDE LA ALAMEDA

FERROL

13 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Íbamos de corrupción en corrupción hasta que llegó el mes de agosto y parece que amainó, algunos pillos se fueron de vacaciones, aunque las secuelas que nos han dejado no son fáciles de borrar como tampoco el nombre de las prisiones que ocupan políticos, empresarios o banqueros. Y dicho esto, es bueno aclarar que no todos los gremios son así, y que en el trullo están, además de los que han sido cazados con las manos en la masa, otros de parecido calibre.

La mayoría de casos de corrupción que están siendo investigados en España se han desarrollado en concesiones de grandes obras de infraestructuras, o a través del urbanismo de las ciudades, con planes que a veces no tienen ni pies ni cabeza, y que es donde parece que es más fácil comprar voluntades. Ahora bien, hay que recordar con firmeza que no hay corruptos sin corruptores y estos por lo general proceden del sector privado, y por lo que estamos viendo en esta importante crisis ya empieza a pasar factura al mismísimo Presidente del Gobierno de España, que ha tenido que responder en el juzgado por lo que está pasando en el Partido Popular, con cinco responsables de administración procesados.

Y como hemos podido saber, el asunto se ha embrollado, al decir Rajoy a los jueces que no hacía de bisagra, que lo suyo es la política, la administración la llevan otros. Vamos, como si en mi casa compran una moto y no dicen de donde salió el dinero. Y pronto los politólogos del gremio, algunos sin otra experiencia que la Universidad, y que cambian la derecha por la izquierda o al revés, se encargaron de anunciar con sus teorías chismográficas, que la intervención del presidente ante los jueces fue fascinante. Pues no, a mi leal entender, el presidente convirtió a la democracia en una vulgaridad, y no le he visto colaborar a la Justicia, fue como un robot, que mostraba la fatiga de un Partido Popular no interesado en esclarecer este asunto. Y como estamos en agosto, prefiero no seguir con este tema, deseo que continúen los días limpios como el sol, y sigamos bendecidos todos por el don de la ingenuidad, y cuando volvamos en septiembre, cada uno a su trabajo, -los que lo tienen-, los cocineros haciendo ricas albóndigas, los de Ikea vendiendo muebles y los jueces poniendo en orden este país que registra la presencia de millones de visitantes que no creen lo que está pasando.