l primer día de trabajo siempre supone algún nervio, incertidumbre, tensión... Pero también ganas e ilusión por empezar una nueva etapa. El lunes, muchos alcaldes elegidos el pasado 24M se incorporarán a su nuevo puesto de trabajo; otros han conseguido ser renovados por cuatro años más, que con los tiempos que corren es todo un logro.
El trabajo que realicen a partir del lunes será el que juzguen los ciudadanos dentro de cuatro años para decidir si renuevan o no el contrato a esos candidatos. Lo que ha ocurrido en estas tres semanas desde el 24M, seguramente, se quede en el cajón de lo anecdótico.
En esos primeros días de trabajo, todo es nuevo y desconocido, y harán falta semanas para que los nuevos contratados se hagan al ritmo que requiere la gestión municipal, a despachos emperifollados, a los actos protocolarios, y al diálogo con los nuevos compañeros de trabajo.
Tampoco será fácil retomar los proyectos que han dejado los anteriores, plantear otros nuevos e intentar sacar adelante antiguas iniciativas, que esperan en el cajón durante décadas.
También habrá tiempo para saber aceptar las críticas, para adquirir dosis de prudencia, y para no perder el contacto con los ciudadanos, con la calle. Todo ello sin olvidarse que hay que caminar de la mano de compañeros de trabajo que actúan, piensan y trabajan de manera diferente. Cuatro años por delante para demostrar ser merecedores de un puesto de trabajo y no ser despedidos.
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