Manzanas podridas

Andrés Vellón Graña
Andrés Vellón LA GÁRGOLA

FERROL

05 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Es cierto que somos muy dados a los juicios paralelos. Y rápidos. Hablando por hablar, se dirimen responsabilidades y se exigen dimisiones fulminantes. De entrada. Y luego ya se verá. Es bueno, por eso, recordar lo de la presunción de inocencia. Que nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Y no al revés.

Pero, y con lo dicho por delante, la situación en el ámbito político es la que es. El administrado, el vecino, anda perdido -como para no estarlo- entre posibles corruptelas, tráfico de sobres y favores, imputaciones, declaraciones en los tribunales, un Josman muy casero que a todo el mundo le suena, pero que nadie llega a conocer bien (cuénteme otra, que me lo creo)...

Y luego pasa lo que pasa. Las responsabilidades, caso de haberlas, las tendrá que dirimir la justicia. Que para eso está. Pero la imagen de la política, en general, se empobrece más cada día que pasa. Y el desapego de la sociedad hacia las siglas crece.

Pero todo esto no parece suficiente para que se tomen decisiones desde dentro. La situación ha llegado a tal extremo que, para el que suscribe, se hace imprescindible una profunda regeneración política. Hecha con mano firme y con limpieza de las manzanas podridas. No hay otra salida.

Los representantes que los ciudadanos eligen en las urnas tienen que ser conscientes de lo que esa confianza conlleva. De los mandatos que reciben con cada voto que se les otorga. Y el-la que no entienda eso que se vaya y que deje sitio libre. Hay mucha tarea para quien quiera (y sepa) hacerla.