En el último año, las únicas alegrías en forma de carga de trabajo para los astilleros de la ría ferrolana han provenido de la división de Reparaciones. Ayer mismo fue la naviera F. Tapias la que decidió invertir casi 13 millones de euros en Navantia en la transformación de uno de sus buques, que traerá nada menos que de China, en donde por cierto, no carecen de astilleros. Una vez más, las factorías de Ferrol demuestran que sí están en el mercado, que son competitivas y viables, en un sector altamente especializado como es el de la reparación naval. La propia Navantia admite que este encargo la sitúa en una posición ventajosa para optar a más contratos de transformación de buques. Es, sin embargo, un sector en el que si quiere estar más que de forma anecdótica, tendrá que reforzar necesariamente.
Con el dique número tres prácticamente saturado durante todo el año, la empresa precisa de uno nuevo para atender las obras de reforma de los navíos, un mercado en expansión debido a las nuevas exigencias medioambientales que tocan de lleno a las flotas mundiales.
El dique flotante que toda la comarca apoya precisa de una inversión cercana a los 170 millones de euros, pero los beneficios que dejaría en Ferrolterra durante las próximas décadas serían exponencialmente mucho mayores. El naval tiene ejemplos de cortedad de miras, como cuando Turbinas dejó escapar la licencia eólica y vio evaporarse contratos y centenares de empleos. ¿No quiere aprender de sus errores?