El auditorio de Ferrol: morir en la orilla

Manuel Couce

FERROL

29 ene 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

Los vecinos del popular, populoso y demás cosas barrio de Caranza están satisfechos con este lugar de nuestro municipio. Mientras Ferrol crece y decrece, en la península de Caranza se fue formando un barrio que fue dejando la pobreza casi solemne, hasta que un buen día les tocó la lotería con el polígono. Hoy es una buena urbanización, aunque para algunos choca con un modelo capitalista que intenta dividir socialmente.

Un día al pionero del barrio José Graña se le ocurrió el eslogan: ?Esto es Caranza, después está Ferrol?. Tuvo su gracia, pero las gentes de ambos lados no son genéticamente dispares, y si en algún caso lo son, no llegan a diferir en sus secuencias de ADN, entre los seres humanos y los chimpancés (mis respetos a quien se sienta aludido).

Caranza es un barrio de referencia en nuestro entorno y desde hace algún tiempo vemos cómo el auditorio, de forma irracional, está esperando el mobiliario para abrir sus puertas al público, después de más de ocho años de colocada la primera piedra.

Cierto que hubo que superar problemas judiciales, para terminar un espléndido edificio, convertido ahora en monótono para los viandantes, más preocupados por conocer cuándo la Xunta decide su apertura, para convertirlo en motor artístico del barrio.

Es preocupante ver cómo el grueso de la obra está convertida en materia inerte, y cómo las fuerzas asociativas de Caranza, impasibles, sin optar por incorporar urgentemente ese agrupamiento de actividades a la vida cotidiana de los ciudadanos.

Esta parálisis -una más- va por el camino vegetativo si las autoridades locales no abandonan el edificio a su suerte. Descontextualizados los problemas que hubo, ahora queda una decisión política para abrir las puertas de aquel precioso cubo azul, que después de tanto nadar puede morir en la orilla.