Saquean los restos del cachalote

Rocío Pita Parada
rocío pita parada FERROL / LA VOZ

FERROL

La mandíbula del cetáceo varado en Lume Boo desapareció tras ser cortada con una motosierra

03 feb 2011 . Actualizado a las 15:54 h.

El cachalote que varó el pasado viernes en la playa de Lume Boo ha perdido su mandíbula. Se la han robado unos desaprensivos, que utilizaron una motosierra para cortar parte de la dentadura del cetáceo, según denunció ayer la Sociedade Galega de Historia Natural. La entidad comprobó ayer la ausencia del maxilar del ejemplar y de varias piezas dentales, sustraídas por personas ajenas a esta organización, que intentaba agotar las posibilidades para conservar en su museo un esqueleto completo de la hembra adulta de once metros de largo que apareció en las costas ferrolanas hace seis días.

Juan Ignacio Díaz da Silva, responsable de Mamíferos marinos de la SGHN y también de Cemma (Coordinadora para o Estudo de Mamíferos Mariños) mostró ayer su indignación por el expolio, que ya comunicó a personal del Seprona. «Es un delito. Y quiero recordar que es una especie protegida y que no se pueden comprar ni poseer restos biológicos de estos ejemplares», advirtió. Pero considera que «es más indignante sabiendo que podía haber ido a un museo». Ahora ya no podrá hacerlo, al menos completo. Faltaría una de las piezas más llamativas y también de las que se podrían sacar más datos del ejemplar.

El ejemplar no será reflotado

Y la suerte juega en contra del futuro del cachalote. La SGHN da por perdida cualquier posibilidad de reflotar los restos de este gigante marino. El Concello de Ferrol había apalabrado ya la contratación de un remolcador para sacar por mar el cuerpo y llevarlo hasta el puerto, donde se aguardaba poder realizar la necropsia. Sin embargo, el mar de fondo de las últimas horas desaconsejaba ayer la operación y quedaba en el aire. Y el mar acabó con las escasas posibilidades de una improbable mejoría de su estado. Las mareas vivas de los últimos días han aproximado el cadáver del animal a los acantilados hasta que chocó contras las rocas.

El contacto rompió el cuerpo del cachalote, así como algunas costillas y vértebras, y dejó salir los gases acumulados en el abdomen, los que debían permitir que se mantuviese a flote durante su retirada con el remolcador. «Si ya estos días era inviable, con el animal roto y la parte derecha sobre las rocas es imposible», reconocía Díaz da Silva. Y ahora las posibilidades de recuperar el ejemplar son prácticamente inexistentes. «Quedará allí definitivamente», vaticinó. En el mejor de los casos, la acción del mar y los eventuales temporales del invierno el agua se acabaría llevando los restos en descomposición. En el peor, puede quedar sobre las rocas, con lo que el proceso de descomposición de un ejemplar de más de una veintena de toneladas de carne sería más largo y desagradable.

La SGHN hace ahora un llamamiento para que, conforme se vaya descomponiendo, los ciudadanos avisen si advierten piezas óseas en la zona, que intentarán recuperar para el museo de la entidad.