Tocar la explicación científica del origen del Universo, como se conoce hoy en día, es lo que atrajo a buena parte de la plantilla de profesores que ayer participaron en la clausura del congreso de la asociación Enciga en Narón. Sobre la palestra, un peso pesado de la física cuántica, el doctor de la Universidade de Santiago (USC) Bernardo Adeva Andany, trataba de satisfacer la curiosidad de aquellos a quienes les ronda en la cabeza descifrar la interacción de las partículas elementales.
Adeva Andany, de origen asturiano y catedrático en la USC desde 1992, es toda una institución para la ciencia nacional. No en vano, coordina el proyecto del Silicon Tracker (el detector de silicio), uno de los cuatro principales experimentos del LHC, el acelerador de partículas del CERN (organización europea para la investigación nuclear) en Ginebra.
¿Y para qué sirve eso? Empezando por el final de la intervención del experto físico, «los aceleradores de partículas son parte de nuestra civilización tecnológica». Y en usos prácticos, se centró en dos principios, la superconductividad, que es un sistema que ya emplean en Japón, por ejemplo, para impulsar sus trenes de levitación magnética; y la hadrología, que es el uso de tratamientos de hadrones en aparatos de escaneo y erradicación de tumores cancerígenos.
Sus experimentos, en los que juega un papel muy importante la USC a través de un proyecto que acarrea una inversión superior a los 5 millones de euros, consisten en estudiar el desequilibrio entre materia y antimateria en profundidad, analizando la explosión del quark en un haz de hadrones.
«En el universo primitivo se supone que hubo igual número de quarks y de antiquarks. Se produjo una aniquilación y una radiación», explica el catedrático, desembocando en un desequilibrio que pudo dar origen a las galaxias. «Medir con mucha precisión esa falta de simetría» y «estudiar aniquilaciones prohibidas de quarks» son los objetivos del detector de silicio, que se prevé, señaló Adeva, que haga pedazos un billón de quarks al año para analizar los datos.