¡Qué cóctel!

Miguel Salas

FERROL

14 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Querido Luis: Prosigue el viaje. Hemos pasado la semana recorriendo la meseta: Segovia -lo conté la semana pasada-, Toledo, Salamanca. A las taiwanesas les ha llamado la atención el amarillo de los campos castellanos, que no existe en su feraz islita tropical. Y también las interminables hileras de chalés adosados. Me han preguntado -y no en broma- si se trataba de tumbas familiares. Los asiáticos suelen construir sus cementerios alejados de las ciudades, pues les da cierto yuyu vivir cerca de los muertos. Miradas con sus ojos, nuestras casitas, pegadas, idénticas unas a otras, plantadas en medio de la nada, castigadas por el sol y la soledad, no son aptas para que los vivos las habiten. Estoy con ellas.

Por ahora, las chicas disfrutan como locas. Todo les parece nuevo y maravilloso, excepto un par de leves problemas. El primero es la falta de verduras en la gastronomía española. Que no se me escandalicen los defensores de la dieta mediterránea: en Taiwán el 70% de una comida es vegetal; nos ganan por paliza. El segundo es la ausencia, en las transacciones comerciales, de toda una institución cultural asiática: el regateo. ¡Cómo lamentan no poder arañar unos eurillos a las dependientas de Zara! Se ve que, cuando se pelea, las compras satisfacen el doble. Al placer de lo nuevo se añade el de lo merecido.

Mis alumnas, jóvenes, guapas y exóticas a partes iguales, y que suman a este explosivo cóctel un desparpajo considerable, son el constante centro de atención. Encantaron en un bar en Madrid, durante la semifinal contra Alemania, cantando eso de «yo soy español, español, español», se quedan con la gente cada vez que alguien las llama chinitas y ella contestan, con la mejor de sus sonrisas: «Chinitas no, taiwanesitas». Pero cuando son más graciosas es cuando la pifian. Una noche se llevaron una tapita gratis después de que una de ellas llamara al camarero, caramelo. No sé si el pobre se dio cuenta de que se trataba de un tropezón lingüístico.