«Las acciones personales son las que mueven el mundo»

FERROL

30 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Hace ochos años, Urmi Basu decidió dar un giro a su existencia y comprendió que su destino era hacer algo por los demás. Así fundó en la India el centro de acogida New Light, en el que ayuda a los niños del barrio rojo de Calcuta, así como a muchas de sus madres, trabajadoras del sexo de la ciudad. Nueve de los niños de New Light -proyecto al que el Concello destinó los fondos de la celebración I Barha Party- llegan hoy a As Pontes, en su única visita en Galicia, donde Urmi Basu hablará de su experiencia a partir de las 19.30 horas.

-¿Qué le impulsó a cambiar su vida para ayudar a los demás?

-Después de 15 años como trabajadora social en distintas organizaciones me sentía muy infeliz, porque yo estaba trabajando pero no veía ningún resultado inmediato. Las acciones personales son las que mueven el mundo y, por eso, decidí poner en marcha el programa New Light.

-¿Fue muy complicado?

-Claro que era complicado, pero esa palabra para mí no existe. Decidí que iba a hacer mi trabajo con honestidad y sinceridad, nada más. Yo creo en el budismo, y creo que para cada persona hay una acción. Si tú naces en una ciudad como Calcuta y ves la vida de los niños y sus madres en las calles, quieres darles una ayuda, y esa era mi acción correcta.

-Y, ¿cómo es un día de trabajo para Urmi Basu?

-Me levanto tarde, porque el trabajo con la comunidad de mujeres prostitutas te hace cambiar el reloj biológico, ya que ellas trabajan toda la noche. Intento ayudarles y decirles que estoy aquí para cambiar su vida. Lo que se hace es enseñarles a cambiar por ellas mismas su vida sin normas. Es muy difícil. Si yo no hubiera nacido en una familia acomodada y recibido educación, con toda seguridad también hubiera acabado siendo prostituta para poder alimentar a mis hijos y poder vivir.

-¿Qué les enseñan a los niños de este centro?

-Los educamos para que puedan trabajar en todos los trabajos, desde chef a informático, o en cualquier cosa que deseen.

-Y con las niñas, ¿cómo evitan que lleguen a caer en las redes de la prostitución?

-Es el mayor desafío que tenemos. Les enseñamos que es posible otra vida, que pueden dar a sus hijos otra vida distinta.

-¿Qué sueños le quedan por cumplir?

-Me queda por construir un hospital y ver cómo los niños del centro tienen una nueva vida. Para mí no tengo deseos. He sido elegida por el Dalái Lama para hacer esto, y eso ya es una bendición.