El profesor del hijo de Lady Di sienta cátedra en Ferrol

B. A.

FERROL

06 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Para Peter Clark la educación no entiende de fronteras. Ni tampoco de clases sociales. Ante todo, él es un profesor entregado a sus alumnos. Sea cual sea su alcurnia. En la Universidad de Saint Andrews dio clases al mísmisimo príncipe Guillermo de Inglaterra, primogénito de Lady Di. Y hoy visita el campus de Ferrol para pronunciar la conferencia inaugural de las décimo terceras Jornadas de Filosofía y Metodología de la Ciencia, que se celebran en el salón de actos del campus de Esteiro bajo la coordinación del profesor Wenceslao González.

Clark, secretario de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia y decano de la Facultad de Antropología y Filosofía de Saint Andrews, es uno de los cinco especialistas que han sido reclutados por González para reflexionar sobre el tema que este año centran las jornadas: la relación entre el determinismo y la libertad y su papel en las ciencias sociales y en las ciencias de la naturaleza.

En la presentación de las jornadas, celebrada ayer en el Parador de Turismo de Ferrol, Clark alabó la elección del binomio libertad-determinismo como eje central de las jornadas, ya que se trata de un tema «universal» que afecta a todo el mundo. Su primera ponencia de hoy (a las 10.00 horas, en el salón de actos del campus) girará en torno al determinismo, una doctrina filosófica que afirma que todo tiene una causa y nada se produce al azar.

Por su parte, Wenceslao González destacó que el seminario tocará tres temas de fondo relacionados con el determinismo y la libertad y sobre los cuales la filosofía está obligada a reflexionar: el arte, los valores éticos y el lenguaje.

Muy buen estudiante

A preguntas de los periodistas, Clark aseguró que el príncipe Guillermo de Inglaterra fue muy «buen estudiante». Confesó que cuando supo que iba a estudiar en su Universidad se sintió preocupado por la repercusión que su presencia podría tener en los otros alumnos y en la ciudad de Saint Andrews. Filamente, todo fue bien. Los alumnos lo recibieron con los brazos abiertos, al igual que el resto de la población, y la prensa lo dejó «alone». Es decir, en paz.