Los «mouchos», según Arturo

Luís A. Núñez

FERROL

La Fundación Fuertes presentó ayer un servicio de serenos que comenzará en enero a patrullar las calles de Ares y Mugardos

22 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

«Un moucho es un animal que actúa de manera sigilosa por las noches, y donde está no hay ratones». Es la definición que un día le dio Arturo a su padre sobre esa pintoresca ave. Y no pasaría de ser un simple comentario si su progenitor no fuera Luis Aceituno, junto a Manuel Amil, uno de los promotores del Proyecto Moucho de la Fundación Fuertes.

Así empezó todo en el 2005. Dos años después, la entidad con sede en Fene ha completado el ciclo y ya está dispuesta para poner al servicio de los ayuntamientos su particular brigada de serenos nocturnos. «Nunca interviene», continuó Aceituno su explicación sobre el paralelismo entre la fauna boscosa y el ambicioso proyecto de la Fundación Fuertes. «Por sí solo es una persona indefensa», añadió. Por este motivo, un equipo de doce personas compone ya la primera hornada de la escuela Fuertes. «No se trata de vigilantes jurados», explicó, «sino que vamos a reinventar la palabra supervisión». De hecho, los nuevos mouchos, que empezarán a patrullar las calles de Ares y Mugardos desde enero, a la espera de que cuajen las negociaciones con otros concellos, saben de todo: primeros auxilios, educación vial, psicología, extinción de incendios... Su cometido es de lo más variado. La Fundación prevé ofrecer asistencia tanto a vecinos como a comercios, conductores, turistas, urbanizaciones privadas y hasta a los ayuntamientos en materia urbanística. Desde comprobar que las persianas de las tiendas estén bien cerradas por las noches hasta acompañar a un vecino desde el cajero automático hasta su casa, los mouchos serán de lo más versátil y funcional. «El ciudadano necesita saber que hay alguien ahí», explicó Aceituno, y agregó que su objetivo es establecer un contacto más próximo con el vecindario. Los objetivos de la Fundación Fuertes pasan, en palabras del vicepresidente de la entidad, Manuel Amil, por «la integración del mayor número de personas de colectivos en riesgo de exclusión social». Esto supone una de las pocas oportunidades con las que cuentan las personas discapacitadas, los mayores de 65 años, los inmigrantes... Y el mismo Amil reconoció que esta idea no sería posible sin el apoyo de ayuntamientos y entidades colaboradoras que han aportado su grano de arena para hacer realidad ese proyecto primitivo que cogió forma a raíz de la definición del joven Arturo. Pero tampoco llegaría lejos sin la ayuda de la tecnología. Para esto se ha desarrollado un sistema de localización por GPS con el que, a través de una centralita controlada por un operador, se podrán gestionar consultas y emergencias. José Manuel, un vecino de Ares de 56 años que se confesó como «el abuelo Moucho», agradeció a la Fundación haber abierto «una luz hacia la vida laboral», y lanzó un SOS a los políticos presentes en su puesta de largo: «Todos hemos escrito nuestra carta a los Reyes Magos, y hemos coincidido a la hora de pedir un puesto de trabajo», concluyó.