El máximo responsable de los astilleros de Izar en el norte y el este fue el artífice de un sistema de construcción que posibilitó grandes contratos internacionales para el grupo
05 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.De Natalio Rodríguez (Redondela, 1945) cuentan que fue uno de los primeros ingenieros que, lejos de ver los toros desde la barrera, aprendió trabajando, manchando sus manos y su buzo blanco de aceite en una época en la que esas tareas sólo las desarrollaban los del mono azul. Y así se ganó el respeto de sus subordinados en la factoría de San Fernando (Cádiz), en donde inició su trayectoria en la entonces Empresa nacional Bazán. Trece años después, en 1983, llegó a Ferrol con la tarea de dirigir el astillero militar, por cuyas gradas se deslizaban, además de buques militares, grandes barcos civiles. Pero su gran éxito llegó en 1992, cuando puso en marcha el sistema de construcción integrada, hasta el momento desconocido en el sector. «Fue el padre de una revolución en la construcción naval militar», aseguran en el grupo. Los buenos resultados de este proceso -ahorro de tiempo y de costes- posibilitó contratos tan importantes como el de las fragatas noruegas. Máximo responsable de las factorías de Bazán, primero, y después de los astilleros de Ferrol y Gijón, tras la fusión en Izar, Natalio Rodríguez tiene ante sí ahora el timón de una división con los mayores pesos pesados del grupo, tanto en el ámbito civil como en el militar.