RÍO DE LA SARDINA
27 dic 2001 . Actualizado a las 06:00 h.El Racing, fuera de su habitat natural del estadio de A Malata, cambia notablemente de cara. Para algunos aficionados acusa el mal de altura, el de haber compartido una posición privilegiada en la clasificación y estar entre los poderosos de la Liga. Otros, prefieren verlo en el mogollón, aireando con más facilidad su modelo de juego, su buena aptitud y capacidad para remontar. Sea como fuere, se pierde por la mínima fuera de casa, una circunstancia que los jugadores deberán superar para ir más tranquilos por el nuevo año 2002. Es cierto que las bajas por diferentes motivos obligan a Luis César a dar entrada a los «boy scouts» deseosos de ver adjudicada aquella frase: «Todo el mundo tiene derecho a un par de horas de fama en esta vida». Lo que en cierto modo desequilibra el equipo y a veces tiene costes, pero el campeonato es largo todavía, y esas pruebas obligadas son provechosas también para que los aficionados conozcan mejor la plantilla. Por lo tanto, aquí no ha pasado nada grave, sí una cierta frustración, porque vemos que jugando bien y demostrando que es una alternativa con poder, cuando juega fuera no puntúa. Y en ello está el entrenador, que tomando la modestia por bandera, como es habitual en él, me decía: «Estamos muy cerca de puntuar en casi todos los campos, pero no siempre tenemos el rifle preparado. Yo pienso que al equipo todavía le falta maldad y un poco más de suerte, porque hasta ahora nadie les ha echado una manita, lo que se ha ganado hasta aquí, fue sacado con orgullo racinguista y por haber jugado sin urgencias. En fin, sigamos confiando seriamente en este equipo, que seguro nos dará muchas alegrías en el futuro, dejemos a un lado las comparaciones y las estadísticas que en el fútbol tienen menos futuro que un vendedor de bañadores en esta época del año. redac.ferrol@lavoz.com