Chequeo para los deportistas amateurs. Cada vez hay más personas que se enganchan a una actividad física intensa a partir de los 40 años. Para saber hasta dónde pueden llegar y evitar sustos innecesarios, es muy recomendable la prueba de esfuerzo.
19 feb 2018 . Actualizado a las 12:28 h.Carreras populares, torneos de pádel, surf para adultos... Una parte de la población de entre cuarenta y cincuenta años vive felizmente enganchada a las prácticas deportivas más variadas. Es una edad en la que los hijos ya no requieren tanta atención como antes y, además, parece que la madurez invita más a apostar por los hábitos saludables. Uno se plantea dejar de fumar, quitarse los kilos que le sobran... Pero ya no tenemos 20 años, así que lo ideal sería garantizarse dos cosas: que no vas a tener un disgusto serio y que tu aparato locomotor va a poder aguantar el volumen de ejercicio que quieres realizar. Nadie quiere empezar a hacer deporte como si fuera Rafa Nadal y luego lesionarse, para acabar colgando las zapatillas de por vida.
Con el objetivo de evitarse sustos innecesarios, los deportistas amateurs tienen la opción de hacerse un chequeo médico adaptado a ellos. Es una prueba de esfuerzo que, no solo les dirá si está todo bien en el interior de su organismo, sino hasta dónde le pueden pedir que se esfuerce. Miguel Santiago, profesor de Actividade Física saúdable en la Facultade de Ciencias do Deporte (INEF) de la Universidade de A Coruña, realiza este tipo de chequeos deportivos para deportistas aficionados en el policlínico HM Matogrande de A Coruña. «La prueba te permite saber qué capacidad tienen tu sistema respiratorio, el cardiovascular y tus músculos para captar oxígeno, cómo te recuperas y cuál es tu posibilidad de mejora. Por un lado, descartamos patologías cardíacas y, por otro, especificamos cuáles son tus ritmos adecuados de entrenamiento con velocidades de carrera incluidas». Y es que todo deportista quiere saber hasta dónde puede llegar. «Cuando uno entrena para mejorar, no puede hacerlo siempre con la misma intensidad. La prueba de esfuerzo te dirá si puedes correr más», explica Santiago.
¿Hasta dónde llegas?
Teniendo en cuenta los hábitos, la capacidad, la trayectoria y los objetivos previos, el más que recomendable chequeo al deportista veterano se compone de pruebas maximales, para que este sepa hasta dónde puede llegar. Empiezas caminando a trote suave y acabas corriendo al máximo. Se busca que, a 180 revoluciones por minuto, no haya una señal de isquemia o una arritmia que pueda ser potencialmente peligrosa. Por otra parte, la prueba posibilita saber cuál es la potencia aeróbica de cada persona y su máximo consumo de oxígeno. A partir de ahí, con todos los datos ya encima de la mesa, se detecta la idoneidad o salud inicial para la práctica deportiva. En caso de que haya una contraindicación o una probabilidad de tener un problema serio, los especialistas te asesoran sobre el ritmo al que debes entrenar. A más de uno le han tenido que sugerir que pare.
Hasta para los pequeños deportistas está más que indicado. De hecho, en la unidad Deportiva del policlínico HM Matogrande, existe la opción del reconocimiento de aptitud médico deportiva básica para niños de hasta 14 años. «En algunos países, como Estados Unidos por ejemplo, está asumido que si tienes más de 40 años y te pones a hacer deporte, antes hay que hacer una prueba de esfuerzo», argumenta el especialista. Aquí aún estamos lejos de eso, pero lo cierto es que si se generalizase la prueba de esfuerzo se evitarían muchos sustos en los campos de fútbol.
LAS TRES FASES
Historia clínica
El primer paso del chequeo deportivo para amateurs empieza con una consulta en la que el especialista elaborará tu historia clínica y deportiva a través de un cuestionario dirigido; la conversación incluye una encuesta alimenticia. Es decir, cuánto entrenas, cómo comes y cuál es el porcentaje de grasa adecuado para tu estructura muscular.
La prueba de esfuerzo
Se trata de evaluar la capacidad máxima de trabajo físico de una persona realizando un esfuerzo creciente, mientras se monitoriza el funcionamiento del corazón y los pulmones. Permite analizar los intercambios metabólicos, el consumo máximo de oxígeno y la idoneidad cardiovascular. Además, puede identificar las intensidades de entrenamiento idóneas.
En la pista o en la piscina
En caso de que se detecte alguna patología, el siguiente paso es la sala de ecografías. «Si encuentro un soplo, quiero descartar que no haya una válvula que esté mal o que no haya una obstrucción», explica el especialista en medicina deportiva, Miguel Santiago. Ciertos chequeos requieren análisis exhaustivos en la pista de atletismo o en la piscina.