De Turquía a Grecia... por Vigo

EXTRA VOZ

XOAN CARLOS GIL

Una red humanitaria formada por refugiados que han llegado a Europa recibe asistencia desde Galicia a través de las redes sociales. Denuncia a los piratas y alerta a las guardias costeras turca y griega de las embarcaciones en peligro de naufragio

24 ene 2016 . Actualizado a las 09:16 h.

Son las diez de la noche. En algún lugar de la costa turca, por una sinuosa carretera circula una furgoneta atiborrada de refugiados. Lleva 30 adultos y cinco niños. Entre los mayores van tres chicas y dos chicos de unos 25 años que han terminado sus estudios universitarios, con máster incluido en algún caso. Una de ellas, cristiana, dijo en su trabajo que se iba unos días de vacaciones a Turquía. Desde Alemania, el capitán de la marina mercante Mohammed, refugiado sirio que lleva cinco años sin ver a sus tres hijos que siguen en el país, conoce las intenciones del grupo porque le han preguntado cual es el mejor momento para cruzar. En Vigo Ángeles de Andrés recibe información directa de los viajeros a través de un reducido grupo de Facebook. Hay otro grupo más amplio, unas cien personas, que forman el colectivo que presta soporte humanitario a estos refugiados. «Cada una de esas personas tiene a su vez otro grupo al que entran solo si tienen a alguien conocido», explica esta viguesa que impulsó la asociación Refugees Welcome Galicia. La entidad empezó recogiendo un contenedor de ropa que enviaron, junto con los recogidos en otros puntos de España, a Lesbos. Aquello fue el comienzo. Lo siguiente fue, hace casi tres meses, la puesta en marcha de esta red de ayuda. «Tenemos muy claro que no estamos ayudando a los piratas, estamos salvando vidas, informando a las guardias costeras de Turquía o de Grecia en el momento en el que recibimos la alerta de una embarcación que está en peligro, porque los náufragos no son capaces de avisar, ni saben a dónde tienen que llamar cuando entran en pánico», explica De Andrés. E insiste: «Les damos información que no les dan los piratas, como que hay temporal con olas de siete metros y por lo tanto es un suicidio intentar cruzar». Es estado del mar es algo sobre lo que  los piratas no informan «o mienten para seguir vendiendo pasajes». El mal tiempo ha sido lo habitual durante estos últimos días.

Otro pilar de esta red humanitaria está en Bélgica, se llama Ahmed y es un informático irakí que ha perdido a toda su familia. Está a la espera de que le concedan asilo «que al no tener familia le tarde el doble de tiempo», indica Ángeles de Andrés sobre este joven de 25 años que se ha planteado un objetivo claro con esta nueva situación vital: ayudar a los refugiados y «desenmascarar a los traficantes: cuando descubre a uno lo pone en las redes sociales para que todo el mundo sepa quién es, además de trasladar esta información a la policía». La prensa alemana le ha dedicado un amplio reportaje a este informático. Su conocimiento del idioma (lo habitual en la red es entenderse en inglés) facilita su comunicación con la gente que sube a los botes «que a veces son del interior y algunos de ellos no habían visto nunca el mar», explica. Detalla asimismo como es la mecánica habitual de los que intentan huir de la guerra, empezando por el momento en el que pagan entre 1.200 y 1.300 euros a los traficantes. Esto les da derecho  hasta a tres intentos para cruzar si, por ejemplo, son capturados y los devuelven a Turquía.

En ocasiones el acuerdo incluye el traslado hasta la costa. Ocurrió con la expedición de la mencionada furgoneta: Salieron a las siete de la tarde de un hotel, tras mostrarles la foto de un barco «que parece grande», explicaba De Andrés. Durante horas, las cinco de la mañana (hora española) circularon por carreteras secundarias. Llegaron a un olivar donde estuvieron sentados otras cuatro horas y finalmente llegó un bus que los llevó de nuevo de regreso: la gendarmería turca estaba cerca de dicho olivar y en el mar había fuerte temporal. «La próxima semana lo volverán a intentar; la buena noticia es que les devolvieron el dinero», destaca De Andrés, tras señalar que uno de los universitarios es médico, musulmán y una de las chicas deja a sus padres en el país, junto con una hermana, mientras que en Alemania le espera otro hermano que es precisamente el que comunica toda la información al resto componentes de esta red humanitaria.

Timonel, el más espabilado

Los refugiados embarcan en botes de goma, en yates «que la gente rica los vendió para el desguace y los piratas los compran por 5.000 o 6.000 euros; son barcos que como les entre una vía de agua en dos minutos están en el fondo», detalla  De Andrés. Para cada uno de dichos yates, los traficantes venden unas 60 plazas a 1.200 euros cada una. Un buen negocio.

En el momento en el que una embarcación está lista para hacerse a la mar, los dueños de la misma eligen entre los refugiados al que consideran más espabilado y lo ponen de piloto, después de fijar el rumbo. «Al principio tuvimos problemas con varias embarcaciones que llevan motor fueraborda: a los cinco minutos de salir se averiaba. Ocurrió hasta que Mohammed, el capitán, nos explicó que eran una válvula que tenía que ir destapada y se lo explicamos a base de fotografías».

En los botes, las mujeres y los niños van en el centro y abajo, con lo que si el agua entra son los primeros en ahogarse. Muchas veces el principal soporte que les presta la red de apoyo árabe española es  la tranquilidad a través del teléfono de uno de los que van en la embarcación. Es así también como los tienen localizados. «El cuatro de enero cuando murieron 38 fue durísimo porque se oían los gritos y da igual que sean en árabe eran impresionantes; aquello fue muy duro». En la red tienen la fotografía de una de las niñas que murió entonces. Una tía suya está en Arabia Saudí y desde entonces ha empezado a colaborar con esta red de ayuda humanitaria.

En estos momentos, hay en suelo turco unos dos millones de refugiados. El paso hacia Grecia es una salida, pero luego intentan seguir hacia otros países europeos. Las estimaciones cifran en unas dos mil personas las que atraviesan diariamente de uno a otro país. En los días de temporal dicha cifra se reduce a la mitad a pesar del peligro que supone y que esta misma semana ha terminado una mujer y su hija muertas por hipotermia al llegar a la costa griega. 

En los casi tres meses que llevan funcionando la mencionada red humanitaria han sido miles de personas las que recibieron información, no solo en la travesía, sino en el seguimiento posterior: dónde están los pasos fronterizos abiertos, los puntos de atención a los refugiados, lugares donde hay comedores...

De todos modos, no es la única red de este tipo: «Estaba atendiendo una balsa y  me entró un mensaje por privado para darme otras coordenadas distintas a las que me decían ellos; son unas americanas que montaron lo mismo desde Texas, se llaman United Rescues, pero lo tienen mucho más organizado e incluso imparten un curso previo de entrenamiento, pero nosotros no tenemos tiempo para ponernos a hacer un entrenamiento de rescate...», explica Ángeles de Andrés. Y es que el esfuerzo se está empezando a notar, con el seguimientos de embarcaciones hasta altas horas de la madrugada. Por ello pide la colaboración de profesionales que puedan colaborar en la atención de las redes sociales (tlf 658101278) y seguir dando información a esos miles de refugiados que para atravesar de Turquía a Grecia buscan datos en Vigo.