El misterio de Pol Cugat: 900 días sin el cadáver que desapareció de una plantación de marihuana

G.V. REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Pol Cugat, en una de sus últimas imágenes
Pol Cugat, en una de sus últimas imágenes Familia Cugat Peguero

Tres testigos denunciaron ante los mossos que habían visto muerto al joven de 25 años en el terreno de Lleida en el que trabajaba. Cuando los agentes acudieron al lugar, no había ni rastro de él y ya nunca más se supo. Su familia pide ahora colaboración ciudadana para poder cerrar un caso de más de dos años, que suma ya siete investigados

04 jun 2024 . Actualizado a las 18:55 h.

Para explicar este crimen hay que remontarse dos años y siete meses atrás. El 23 de octubre del 2021 tres hombres se personaron en la comisaría de los Mossos d'Esquadra de Lleida. Iban acompañados de sus respectivos abogados. Un detalle que ya era extraño. Lo que tenían que contar no era poca cosa: habían encontrado en una plantación, en una casa aislada en Les Borges Blanques, Les Garrigues (Lleida) el cuerpo sin vida del vigilante. 

Esa persona era Pol Cugat, un joven de 25 años, que había aceptado ese trabajo tres meses antes. Él sería el encargado de controlar lo que pasaba en la finca, pero no se trataba de un terreno al uso, era una zona destinada al cultivo de marihuana.

Esos testigos del hallazgo eran Artemio, Néstor y Carles y, a lo raro de su testimonio, se suma que fueron incapaces de darle a los mossos las señas exactas de la finca. Todo lo que dijeron fue confuso y con grandes contradicciones. Artemio llegó a acompañar a los agentes al lugar y se encontraron un terreno con una valla y un acceso cerrado con candado. La masía que había dentro del recinto también estaba cerrada. La policía accedió al inmueble forzando la puerta y allí no había rastro del cuerpo de Pol. Solo un colchón manchado de sangre y unas tijeras de podar. Nada más. En todo el recinto tampoco estaba el cuerpo de Pol. Lo que sí perciben los investigadores en aquella primera inspección es que la marihuana de la plantación, que tiene unas instalaciones muy sofisticadas, había sido recolectada recientemente.

Mientras eso pasa en Les Garrigues, en otro punto de Cataluña, en Ripoll, la familia de Pol Cugat se inquieta. Su madre acude a comisaría denunciar la desaparición del joven. El mismo sábado en el que los tres sospechosos le cuentan a los mossos que han encontrado un cuerpo, Carme Peguero le explica a la policía que no sabe nada de su hijo desde diez días antes. Ella también explica que el joven de 25 años era vigilante de una finca, que hacía trabajos de jardinería, pero que ella no sabe el lugar exacto. Solo tiene un último mensaje de él, que por el tono, siempre la ha hecho sospechar que no lleva la firma de su hijo.

Así empieza un entramado criminal que la familia de Pol sigue luchando por descifrar. Y es que pasados más de dos años y medio este crimen, no hay rastro del cuerpo el joven, pero sí un proceso abierto con al menos siete investigados. Todo ellos, relacionados en mayor o menor medida con la finca. «No nos podemos despedir, no podemos cerrar el círculo», dijo su madre a Diari ARA.

Un crimen sin resolver

Ante el testimonio de tres individuos junto a sus abogados y una familia desesperada, los Mossos d'Esquadra deciden detener a Artemio, Néstor y Carles por su supuesta implicación en la desaparición del joven vigilante. Su testimonio es muy extraño. Los investigados dicen que vieron el cuerpo con las manos atadas y bocabajo sobre un colchón. ¿Por qué no hicieron nada en ese momento?  Según su testimonio, decidieron esperar un día para ir a la comisaría. 

En todo esto falta un cuarto testigo que también habría visto el cuerpo del joven vigilante. Se trata de Albert, de 46 años, que decidió no acudir con el resto a testificar ante los mossos. 

 ¿Qué hacía allí Pol Cugat?

La familia de Pol, que tras tiempo de silencio lucha ahora por reactivar el caso pidiendo colaboración ciudadana, ha explicado que el joven se empleó en esa finca para ganar su propio dinero. Eran tres meses y, una vez llegase el invierno, tenía planeado irse a trabajar de monitor de escalada a una empresa del Pirineo.

¿Qué fue tan mal para que Pol acabase muerto? Según informa La Vanguardia, que ha tenido acceso al sumario, la teoría de los investigadores es que los encargados de la plantación de marihuana acabaron con la vida de Pol. La víctima les habría reclamado los 12.000 euros que le debían por tres meses de trabajo, un detalle que le había comentado incluso a su familia y amigos. Eso sí, Pol no les habría dicho a qué se dedicaba en la finca y cómo había conseguido un salario tan elevado por tan poco tiempo.

Lo que cree la investigación es que Pol reclamó esa cantidad y que el día de su muerte, que se cree que fue el 21 de octubre del 2021, ante la falta de pago, el joven intentó impedir que se recolectase la marihuana. Tras una pelea, los responsables de recoger la mercancía le habrían matado.

Dos días después se produjo la escena ya conocida. Artemio, Néstor y Carles cuentan el hallazgo de un cuerpo en la finca, que la policía no encontró en el registro de la masía. Los agentes creen que los sospechosos querían simular que Pol había sido víctima de un narcoasalto, de un vuelco. Incluso llegan a insinuarlo. Pero el hecho de que el inmueble estuviese cerrado a cal y canto, les indicó a los policías que, quien hubiese entrado en la casa, tenía llave.

Los mossos pusieron los ojos sobre Artemio y Albert -el testigo que no fue a la comisaría y que estaba en paradero desconocido-. Y es que estos, supuestamente, vieron en primera instancia el cuerpo de Pol, pero en lugar de llamar a la policía, llamaron a otro sospechoso, Néstor, al que creen el líder de la organización.

¿Dónde esta Albert?

En todo esto, Albert es una pieza clave porque huyó a Roma al poco tiempo de la muerte de Pol. Durante ocho meses nada se supo de él, pero todas las pistas le apuntaban. Durante un registro se encontró en su casa de sangre de Pol; hay medios que aseguran que fue en los pedales de su coche. 

Para los investigadores, Albert fue la persona que se deshizo del cadáver. Su móvil le apunta porque el dispositivo estuvo apagado toda la noche en la que desapareció Pol, para después activarse al día siguiente en Lleida, mismo lugar en el que apareció aparcado el coche de la víctima un día después del crimen. Una cámara captó al conductor. Un hombre con una peculiar chaqueta con la que se vio a Albert cogiendo un AVE. 

Ocho meses después, el principal sospechoso volvió a España y el 23 de junio del 2022 se presentaba en comisaría, pero tras unos meses en prisión, Albert salió a la calle. El entramado estaba ya formado y la solución no parece fácil La familia se ampara ahora en ese último mensaje de Pol, que cree que no escribió. Eso le ubicaría y podría suponer un paso adelante pero, como es habitual, la gestión de su ruta GPS con Google se está encontrando con todos los tropiezos legales posibles.