Las bases del Consejo de la República desairan a Puigdemont y optan por bloquear la investidura de Sánchez

M.L. REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Carles Puigdemont, en un acto en el sur de Francia.
Carles Puigdemont, en un acto en el sur de Francia. David Borrat | EFE

Los militantes de la entidad secesionista tumban la negociación con los socialistas con una participación de solo el 4 %

25 oct 2023 . Actualizado a las 13:19 h.

 Como Judas traicionó a Jesús ante el Sanedrín a cambio de treinta monedas de plata, las bases más radicales del Consejo de la República, que preside Carles Puigdemont, acaban de dejar al expresidente catalán en la estacada al optar por que ERC y Junts bloqueen la investidura de Pedro Sánchez, en la consulta celebrada a iniciativa de un militante crítico, cuando las negociaciones están en marcha.

La decisión de ese órgano utilizado por Puigdemont para mantener viva la llama de la confrontación con el Estado y trabajar por la independencia de Cataluña lo mete en una encrucijada y pone en riesgo las conversaciones de los secesionistas, en especial los de Junts, con el PSOE, aunque el Consejo es un órgano independiente y los partidos no tienen porqué seguir su decisión.

En cualquiera de los casos, sí deja a Junts ante el compromiso de cumplir con las bases de un órgano creado por su líder o desoír al Consejo de la República. Lo último puede interpretarse como un desaire a Puigdemont, cuyo partido hasta ahora apostó por la «discreción» en torno a las negociaciones de la investidura. Junts había avanzado hace unos días que no se abstendrá, o votará a favor o en contra. No caben medias tintas.

En la consulta realizada desde la semana pasada, un 75 % de los inscritos (90.484) eligieron no investir a Pedro Sánchez, frente a un 25 % que son partidarios de su reelección. Ahora bien, la participación fue de un 4 %, lo que implica solo unas 4.000 personas. Estos datos son inferiores incluso a los registrados hace unos días (7 %) cuando se les preguntó sobre suprimir la asamblea de representantes (una especie de parlamento en ese ente) para concentrar el poder en Puigdemont. Precisamente entonces, un grupo de esa asamblea emitió un comunicado muy crítico en el que acusaba a Puigdemont y al eurodiputado Toni Comín de «gestión autoritaria y poco democrática».

Malestar interno

Aunque por coherencia Puigdemont y Junts debieran escuchar y seguir el mandato, léase duro golpe, de las bases, tras conocerse los resultados, el Consejo evitó asumirlos y se limitó a decir que los comunicarán a las direcciones de los diferentes partidos independentistas de manera inmediata». La pregunta que se formuló decía: «¿Debe promover el consejo de la república el bloqueo a la investidura del presidente del Estado español por parte de los partidos independentistas?».

En la práctica, Puigdemont debe comunicar a su partido (Junts) la oposición del Consejo a negociar la investidura, cuando quien lidera ese diálogo es él y no parece que lo vaya a romper.

Este revés para la cúpula del Consejo, que se había mostrado partidaria de trabajar para la investidura, pone en una situación compleja al expresidente catalán, quien dirige personalmente el diálogo con el PSOE para pulir la ley de amnistía, lograr un mediador-testigo del acuerdo y el reconocimiento nacional de Cataluña.

Aunque la decisión no tenga un efecto práctico, sí lo tiene por poner contra las cuerdas a Puigdemont, dado que el malestar interno puede acarrear más presiones de los partidarios de repetir las elecciones y de diferenciarse de la gestión negociadora de Esquerra. Cabe recordar que un sector de Junts quiere medirse con la desgastada ERC. A principios de octubre, el portavoz del Consejo, Toni Castellà, valoró en ElNacional que no tiene sentido hacer estas consultas «antes de una negociación», sino una vez se ha cerrado el acuerdo. Y recordaba que el Consejo rechazó defender la abstención en las últimas generales.