Marcha multitudinaria contra la amnistía y el Gobierno de Sánchez: «Puigdemont, a prisión»

cristian reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Manifestación, este domingo en Barcelona, convocada por Sociedad Civil Catalana bajo el lema «Ni amnistía ni autodeterminación: no en mi nombre»
Manifestación, este domingo en Barcelona, convocada por Sociedad Civil Catalana bajo el lema «Ni amnistía ni autodeterminación: no en mi nombre» Marta Perez | EFE

El Ejecutivo tacha a PP y Vox de «partidos nostálgicos del enfrentamiento»

09 oct 2023 . Actualizado a las 15:58 h.

Miles de personas —en torno a 300.000, según los organizadores; unas 50.000, de acuerdo a las cifras de la Guardia Urbana— se manifestaron ayer en Barcelona contra la amnistía y la autodeterminación. El pasado 1 de octubre, en el sexto aniversario del referendo ilegal, el expresidente catalán Carles Puigdemont reunió a unas 4.500 personas, mientras que la Diada del 11S concitó a 115.0000 independentistas. El acto que organizó el PP en Madrid reunió a entre 40.000 y 60.000 personas. El Gobierno central desdeñó la marcha, calificando al PP y Vox de «partidos nostálgicos del enfrentamiento». Y para el Gobierno catalán fue «una constatación más del fracaso de la derecha y la extrema derecha», en palabras de su presidente, Pere Aragonès.

Convocada por Sociedad Civil Catalana (SCC), la protesta fue un clamor contra lo que los organizadores calificaron como una «aberración» por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, que negocia su investidura con Puigdemont, huido de la Justicia desde hace seis años, a cambio de una amnistía. Los gritos más coreados fueron «Puigdemont, a prisión» o «Gobierno dimisión». También hubo gritos a favor del rey y de «Viva España». Bajo el lema «Ni amnistía ni autodeterminación: no en mi nombre», la manifestación reunió a la plana mayor de la derecha española. El PP desplazó a su dirección nacional, encabezada por el presidente del partido, Alberto Núñez Feijoo, y a los líderes regionales Isabel Díaz Ayuso, Juan Manuel Moreno Bonilla y Fernando López Miras. Por parte de Vox, acudieron Santiago Abascal, presidente de la formación, e Ignacio Garriga, líder en Cataluña. También hubo representación de Ciudadanos. Feijoo destacó que quien «falta es el Partido Socialista, que está haciendo un negocio, y el negocio es la Presidencia del Gobierno, después de perder, por siete votos independentistas». Abascal tachó la amnistía de «agresión a la Constitución y al pueblo honrado» y de ser la mayor imagen de «corrupción posible».

Hace seis años, SCC convocó una manifestación el 8 de octubre para intentar frenar la declaración unilateral de independencia que Puigdemont tenía previsto aprobar el 10 de octubre. Acudieron cientos de miles de personas, en torno a un millón, según los organizadores. Fue una exhibición de fuerza de la parte de la sociedad catalana que rechazaba la secesión. Acudieron dirigentes de la derecha, pero también líderes de la izquierda, como Jiménez Villarejo o Paco Frutos; también miembros de la cúpula del PSC, con Salvador Illa a la cabeza, que entonces era secretario de organización, o Josep Borrell, antes de ser ministro o comisario europeo. La marcha frenó la declaración unilateral de independencia, pero no pudo evitar que finalmente se aprobara el 27O.

Fue un clamor contra el Gobierno catalán y las fuerzas secesionistas que estaban pilotando un procés que se saltó el Estatuto, la Constitución y el ordenamiento jurídico. La manifestación de este domingo, en cambio, se convocó contra el Gobierno socialista, por sus planes de amnistiar a los dirigentes que protagonizaron el órdago de octubre del 2017, a pesar de que se niegan a renunciar a la vía unilateral y de que insisten en que la medida de gracia debe servirles para culminar la independencia. SCC pidió que no se compararan las cifras, porque una y otra situación no son equiparables.

Ni Felipe González ni Guerra

Lo que sí diferencia una y otra marcha ha sido la presencia de socialistas. Aunque varios dirigentes de la vieja guardia como Felipe González y Alfonso Guerra se han manifestado contra la amnistía y el pacto con Puigdemont, ninguno de ellos fue a la cita.

Elda Mata, presidenta de SCC, aseguró que, si la democracia sigue en peligro, seguirá contando con los que fueron ayer a la manifestación y con los que no se atrevieron, en referencia a los socialistas. «Hay que volver a la senda de la concordia. Esto va de reivindicar el espíritu de la Transición y el espíritu de los Juegos de 1992», afirmó desde la tribuna. «Hay una hoja de ruta nacionalista para separar Cataluña de España tras 45 años de cesiones al nacionalismo a cambio de mantener el Gobierno», dijo. La amnistía y la autodeterminación son un «atentado contra la democracia y los cimientos de la convivencia», remató.

En los discursos, la jurista Teresa Freixes, catedrática de Derecho Constitucional, se refirió a la ley de amnistía no como la de la concordia, sino como la de la discordia, que busca «comprar» unos votos para la investidura. A su juicio, convertirá a los «golpistas» en «patriotas», romperá la igualdad, y será una «burla» contra el Estado de derecho y el espíritu de la Transición.

Exhibición de antisanchismo en la milla de oro de Barcelona

La intención de Sociedad Civil Catalana de reeditar el espíritu de la gran manifestación del 2017 se quedó en un acto de dos partidos —PP y Vox— contra el Gobierno. Hubo más proclamas, gritos y pancartas contra Pedro Sánchez que contra el propio Carles Puigdemont o contra las mismísimas amnistía y autodeterminación, cuya censura pública y multitudinaria era el objetivo oficial de SCC.

El PP no tuvo reparo en montar directamente una carpa blanca con sus siglas en el paseo de Gracia, la milla de oro de Barcelona. Y Santiago Abascal marchó tras una pancarta verde Vox en la que se leía: «No a la amnistía, no al golpe de Sánchez». Este domingo hubo símbolos franquistas y preconstitucionales, y muchos insultos a Sánchez y a Yolanda Díaz — se exhibieron carteles con la foto de la vicepresidenta con penes dibujados en su cara—.

A la organización, además de exaltados ultras y frikis disfrazados, también se le coló una enorme pancarta en la que se acusaba al rey Felipe VI de ser «cómplice del golpe de Estado» de los independentistas. Anecdótica fue la detención de una mujer por usar un espray de defensa personal contra varios manifestantes.