El fiscal general coloca a Delgado al frente de Memoria Democrática

Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Dolores Delgado junto a Álvaro García Ortiz, su sucesor al frente de la Fiscalía General del Estado.
Dolores Delgado junto a Álvaro García Ortiz, su sucesor al frente de la Fiscalía General del Estado. J.J.Guillén | EFE

García Ortiz desata una crisis al desoír a la mayoría del consejo

08 jun 2023 . Actualizado a las 18:16 h.

Contra viento y marea e ignorando por completo las críticas de la mayoría de la carrera. El fiscal general del Estado desató este jueves una crisis en el seno del Ministerio Público al imponer el nombramiento de su amiga y predecesora Dolores Delgado al frente de la nueva Fiscalía de Sala de Derechos Humanos y Memoria Democrática.

Álvaro García Ortiz durante el tenso Pleno del Consejo Fiscal (CF) de este jueves hizo oídos sordos antes las críticas de siete de los doce miembros del órgano de gobierno a la polémica propuesta de nombramiento: desde la falta de experiencia de Delgado para el puesto, pasando por el conflicto de intereses que supone ser la pareja sentimental del exjuez Baltasar Garzón, ahora abogado de Derechos Humanos.

De nada sirvieron los encendidos discursos en contra de la designación de Delgado de los seis representantes en el CF de la mayoritaria y conservadora Asociación de Fiscales (AF) y del miembro de Asociación Profesional e Independiente de Fiscales (APIF). Los siete, finalmente, se negaron tomar parte en una votación que, en cualquier caso, no iba a ser vinculante.

Los siete insistieron en la falta de idoneidad de Delgado (exdiputada del PSOE y ministra de Justicia de Pedro Sánchez entre junio de 2018 y enero del 2020) para encabezar una fiscalía especial que va a supervisar la aplicación una de las leyes estrechas del actual Gobierno. También abundaron en el argumento de que la exfiscal general del Estado no es la mejor preparada en Derechos Humanos, ya que hay perfiles como el de Carlos Castresana, excandidato a fiscal jefe de la Corte Penal Internacional o fiscal del caso Pinochet más aptos para ese puesto.

Al final, y tras el boicot de siete de los doce vocales, Delgado solo contó con el apoyo de los dos miembros de la Unión Progresista de Fiscales (UPF), de la que ella fue dirigente, y de los tres cargos designados por la propia Delgado: la teniente fiscal María Ángeles Sánchez Conde; la inspectora jefe de la Fiscalía, María Antonia Sanz; y el propio Álvaro García. La propuesta de Álvaro García deberá ser elevada ahora al Consejo de Ministros. Si el Gobierno atiende la petición del fiscal general tendrá que materializar este nombramiento en pleno período electoral.

Una relación afectiva con Garzón que aumenta las dudas sobre su parcialidad

La relación entre Dolores Delgado y Baltasar Garzón no es ni mucho menos reciente. Compañeros de trabajo desde 1993, cuando la jurista fue trasladada a la Audiencia Nacional de Madrid, su inicial compañerismo fue transformándose en una importante amistad que, años después, derivó en una relación consolidada. Luego se fueron publicando fotos juntos, una de ellas en la fiesta de la Rapa das Bestas de Sabucedo, en Pontevedra. Baltasar Garzón, uno de los magistrados más mediáticos por ser el encargado de juzgar causas contra el narcotráfico, crímenes de lesa humanidad y delincuencia económica, fue inhabilitado como juez durante once años por un delito de prevaricación cometido al pinchar las conversaciones entre imputados encarcelados de la Gürtel y sus abogados. Tras cumplir su condena, continuó su carrera profesional en el ámbito privado y hoy es abogado especialista en Derechos Humanos. Y ahí radicaría otro de los problemas de la designación de Delgado para la fiscalía especial de Memoria Democrática: la existencia de un posible conflicto de intereses, según señalaron fuentes de la Asociación de Fiscales.